20 de junio del 2019
Seguro estás cansado de oír que somos lo que comemos, no te culpo ya que es una frase muy repetida… y muy verdadera: somos materia orgánica y nos componemos de aquello que ingerimos. Cuando le damos a nuestro cuerpo demasiado de un solo componente o muy poco de otros, este empieza a tener comportamientos de rechazo que se traduce en enfermedades. Por eso te recomiendo ver estos trucos para mantenerte sano de Nutrición Sin Más.
Cuando era chica me encantaba ir a estos lugares de comida basura y con juegos, era el paraíso para mí tanto como para la mayoría de los niños de mi edad. Mis padres eran los que tenían que regular las veces que me llevaban a esos lugares ya que a mí no me hubiese molestado ir a diario.
Eso pasa con los niños, ¿pero qué ocurre con los adultos a quienes nadie le regulan los alimentos que ingieren? Esos adultos que viven tan ocupados que optan por la salida fácil de comer en la calle y se aburren si alguien les ofrece un plato saludable hecho en casa. Lo crean o no, existen muchos adultos a quienes no les gustan los vegetales y literalmente comen solo para complacer sus papilas gustativas y no para alimentarse.
Para estar sano se requiere de fuerza de voluntad y de pensamiento objetivo. Eso es un hecho. La razón por la que me refiero al pensamiento es porque nuestra sala de máquinas principal es nuestro cerebro. Este es el que nos hace reaccionar ante cada una de las cosas y resulta que casi siempre está buscando placer. Por eso siempre el cerebro trata de repetir aquello que le hace sentir bien.
Así se forman las adicciones. Las personas se vuelven adictas a los neurotransmisores que el cerebro libera cuando realizan una actividad, consumen o ven algo específico. Esa es la causa por la que nos podemos volver adictos a tantas cosas: ejercicio, drogas, pornografía, a personas (le llamamos enamoramiento) hasta comida.
¿Entonces qué es lo que contiene la comida basura que nos hace liberar neurotransmisores de placer en el cerebro?
La industria “alimenticia” no está buscando satisfacer solo necesidades nutricionales del organismo. También busca lucrarse, por esta razón durante el procesamiento de las comidas se le añaden muchos aditivos que las hacen ser mucho más agradables al paladar a pesar de que no le estén aportando los componentes necesarios al cuerpo.
Específicamente las cadenas de comida rápida y comida basura han realizado muchos estudios con respecto a esto. Sus platos están diseñados para contener más calorías, azúcares y sabores artificiales para que tú sigas volviendo a ellos y puedan tener mayores ganancias. Mientras más veces los visites, mayor será la necesidad que tengas de seguir consumiendo ese tipo de comida, lo cual se vuelve un círculo vicioso con potencial de ser permanente.
Cuando ingieres alimentos altamente calóricos, con mucha azúcar o sal, tu cerebro libera dopamina, el mismo transmisor que liberan los cerebros de personas adictas a las drogas y el sexo, lo que te hace querer regresar a ella una y otra vez, incrementando las dosis.
Lo peor de todo esto es que este tipo de comidas tienen un aporte nutricional tan pobre que básicamente se vuelve difícil denominarles “comidas” ya que sus compuestos químicos son tan elevados que el verdadero alimento se reduce a una pequeña porción. Esto, mientras trae multitud de problemas a la salud: comenzando por la obesidad -la cual es el punto de partida de muchas otras enfermedades- la malnutrición (porque puedes ser obeso y estar desnutrido), la diabetes y más.
Fuente: https://www.masscience.com/2018/01/05/por-que-nos-volvemos-adictos-a-la-comida-basura/