12 de junio del 2019
Fumar no solo es malo para la salud, sino que afecta también al nivel de fertilidad e incluso a la futura salud de los hijos; hacerlo regularmente y en grandes cantidades puede además provocar que estos tengan un menor número de óvulos o espermatozoides. “El tabaco afecta no solo al ovario, sino también al útero y a las trompas; altera la función hormonal y la cantidad y calidad de los óvulos”, sostiene el doctor José Bellver, ginecólogo de la Clínica de fertilidad IVI de Valencia.
Aunque no hay un consenso total entre los estudios publicados hasta la fecha, unos y otros apuntan al efecto nocivo que fumar tiene sobre la salud reproductiva de hombres y mujeres. Según el doctor Bellver, “el riesgo de infertilidad debido al tabaco se multiplica por dos, y si se está embarazada, el de tener un aborto también se duplica”. Se trata de un hábito que hace que la posibilidad de tener un embarazo extrauterino se cuadriplique, especialmente en las mujeres que fuman más de 20 cigarrillos al día.
Consumir al menos 10 pitillos diarios no mejora mucho la situación, ya que puede adelantar la menopausia entre uno y cuatro años: “Los ovarios se agotan antes, y los que van quedando son de peor calidad, por los componentes químicos del tabaco”, asegura. Aunque los efectos dañinos pueden darse desde el primer cigarrillo, la probabilidad de que aparezca uno de estos problemas es mayor cuanto más tiempo y más cantidad se haya fumado. De acuerdo con la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva, hasta un 13% de los casos de infertilidadson debidos al tabaco.
Por el contrario, un reciente estudio publicado por investigadores españoles en la revista Reproductive Biomedicine Online, afirma que el efecto del tabaco sobre la calidad de los óvulos es escaso, y prácticamente nulo en el caso de mujeres jóvenes.
En los hombres, los efectos se hacen notar tanto en la calidad como en la cantidad, movilidad y morfología de los espermatozoides. “Cualquier hombre tiene una proporción de espermatozoides fragmentados, y ello se debe a causas muy diferentes. Pero el tabaco hace que esa fragmentación sea mucho mayor”, cuenta el ginecólogo Jan Tesarik, director de la clínica Mar&Gen de Granada. Hay un menor volumen seminal y concentración de espermatozoides, que presentan alteraciones cromosómicas. “El hombre debe dejar de fumar para mejorar su fertilidad antes del embarazo, y la mujer durante el mismo, para asegurar la salud del futuro niño”. Para obtener los resultados deseados, en cualquier caso, conviene que ambos miembros de la pareja abandonen el hábito a la vez, ya que de esta manera se apoyan mutuamente; así lo apuntó recientemente la revista Tobacco Prevention and Cessation.
En cierta medida, añade Tesarik, la edad ya está relacionada con una peor calidad de los espermatozoides, por morfología, calidad y cantidad. “Y si a ello le unes los efectos del tabaco, peor”. Fumar no solo afecta a la integridad física del ADN de los espermatozoides; también a los mecanismos más sutiles (epigenéticos), “que pueden producir daños en los embriones, fetos y niños nacidos, sin ser detectables por los análisis rutinarios de esperma”, explica María de la Plaza, del departamento de Comunicación de Mar&Gen. Para algunos, dejar de fumar llega a convertirse en un imposible, como se observa al comprobar que el 50% de las mujeres fumadoras que se quedan embarazadas continúan haciéndolo después, aunque sea con restricciones, y que una gran parte de los hombres en edad reproductiva siguen fumando mientras tratan de tener hijos.
“Hay estudios que aseguran que las madres fumadoras tienen un mayor riesgo de que los hijos acaben desarrollando cáncer (en especial, leucemia), ya que el tabaco podría inducir alteraciones en el ADN del espermatozoide o del óvulo”, sostiene Bellver. Fumar no genera alteraciones fetales, pero sí hace que llegue menos flujo sanguíneo a la placenta, y que el que llega sea más pobre en oxígeno. En el caso de grandes fumadoras, esto podría provocar un aborto, retraso en el crecimiento del feto y un mayor riesgo de parto prematuro.
La infertilidad, no obstante, no viene solo causada por los efectos nocivos del tabaco. Otros factores que influyen están relacionados con el estilo de vida, como la ingesta elevada de alcohol o cafeína, el exceso de peso corporal, la edad avanzada (sobre todo en la mujer), las enfermedades de transmisión sexual e incluso sustancias químicas con las que estamos en contacto regularmente (en plásticos, cosméticos, perfumes, etcétera).