27 de marzo del 2019
Ante una contractura o un dolor muscular puntual, muchas personas recurren al botiquín y se toman un relajante muscular que les recetó alguna vez el médico.
Saben que este fármaco les va a procurar un alivio rápido y eficaz, pero, como explica el Dr. Francisco Marín, médico de atención primaria, seguramente las personas desconocen que el remedio no les va a resolver el problema (solo lo va a enmascarar) y que, por sus múltiples efectos secundarios, ni de lejos es la mejor elección para aliviar ese malestar.
ALTERAN TU SISTEMA NERVIOSO
Por su nombre, se puede pensar que actúan destensando el músculo contraído, pero en realidad inciden sobre el cerebro o la médula espinal, es decir, sobre los nervios que controlan los músculos. Eso significa que:
Afectan directamente a tu sistema nervioso, provocando una relajación general (no solo del tejido muscular contracturado).
Pueden causar síntomas neurológicos como sedación, mareos, somnolencia o vómitos. Incluso pueden ser los responsables de otras afectaciones más llamativas, como descoordinación de los brazos, confusión, pérdida de reflejos, visión borrosa... Y no se trata de casos aislados: hasta un 70% de quienes toman estos fármacos refieren alguno de estos síntomas.
Pueden provocar ronquidos de noche. al tomarlos, todos los músculos se relajan. Los localizados en el cuello se distienden provocando que el tamaño de las vías respiratorias se reduzca. Así, al respirar, el aire pasa con dificultad a través de estas vías, lo que hace que los tejidos blandos de la garganta "vibren" y eso se traduce en ronquidos.
COMBINARLOS CON OTROS FÁRMACOS ES PELIGROSO
La lista de interacciones entre los relajantes musculares y otros fármacos es extensa y, por ello, automedicarse con ellos sin supervisión médica supone un alto riesgo. En concreto, la combinación de un relajante muscular con un ansiolítico y un analgésico es especialmente peligrosa.
Fuente: https://www.sabervivirtv.com/medicina-general/tomar-relajantes-musculares_269