08 de septiembre del 2017
En esta ocasión, este testimonio pertenece al libro “Atrapados en el sexo”, del psiquiatra Carlos Chiclana, pero nada más lejos de la realidad, esta situación, o parecida, la vive el 8% de la población, el 6% hombres y el 2% mujeres, entre 25 y 50 años y la mitad de todos ellos con una relación de pareja estable. Es la adicción al cibersexo.
Según el doctor Joan Mir Pizà, médico sexólogo y miembro del Grupo de Sexología de SEMERGEN, “el cibersexo es el consumo de sexo a través de internet, sea mediante chats (con o sin webcam), cuya temperatura va ascendiendo o mediante webs pornográficas, cuya visualización desemboca normalmente en conductas masturbatorias”.
Su consumo esporádico y controlado, tal y como nos dice el doctor Mir Pizà, “es a veces incluso una propuesta de Terapia Sexual que los terapeutas sugerimos en parejas con bajo deseo sexual, siempre que los dos miembros de la pareja muestren su acuerdo”. Por tanto, su uso controlado, voluntario y aceptado puede incluso enriquecer la relación y ayudar en la pareja.
¿Cuál es entonces el problema? Su uso compulsivo, descontrolado, su dependencia e interferencia grave en la vida cotidiana que lleva a esa ciberadicción sexual. Como exponía el médico sexólogo en su ponencia durante las Jornadas Nacionales de Salud Sexual en Valencia, y en palabras del psiquiatra Josep Mª Farré, del Instituto Dexeus de Barcelona, “muchos pueden pensar que la adicción al sexo es una suerte más que un problema de salud. Sin embargo, son personas que ven peligrar su estabilidad emocional, sus relaciones familiares y sociales o el trabajo por causa de un impulso imposible de frenar”.
Dentro de la adicción al cibersexo existen dos tipos:
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Fuente : www.efesalud.com