19 de octubre del 2016
En los últimos años, España ha experimentado un fuerte descenso en el número de los accidentes de tráfico, reducción que viene dándose de forma paulatina y constante desde hace décadas en todos los grupos de edad.
Sin embargo, a pesar de estas cifras, aún se producen comportamientos al volante (por ej.: velocidad inadecuada, distracciones al volante, ausencia de medidas de seguridad o consumo de sustancias) que provocan situaciones de riesgo y constituyen una parte fundamental en los datos actuales de siniestralidad vial en nuestro país.
Considerando que la investigación de los factores de riesgo asociados a la conducción puede ser una parte esencial en el abordaje del problema de la seguridad vial, el Área de Prevención y Seguridad Vial de la Fundación Mapfre junto con la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), han llevado a cabo un estudio a través del cual pretenden analizar los hábitos, las percepciones y las creencias de los jóvenes acerca de los riesgos asociados a la conducción.
Para tal fin, los autores han contado con una muestra representativa de jóvenes españoles entre los 16 y 30 años, estructurada en tres grupos de edad: de 16 a 19 años, de 21 a 24 y de 25 a 30 años.
Bajo el título Conducción y drogas: factores subyacentes a comportamientos de riesgo, el informe del estudio resume los datos más importantes obtenidos, que presentamos a continuación:
Los calificativos más empleados a la hora de evaluar su estilo de conducción son: “tranquilos” (48,2%), “hábiles” (aproximadamente el 44%), y “respetuosos” (41,4%). Se detectan ciertas distorsiones si comparamos su autopercepción como conductores con la imagen que de ellos tienen los demás.
No obstante, si bien la amplia mayoría “nunca” ha conducido bajo los efectos de sustancias, hay también porcentajes que apuntan a ciertos consumos: un 35,7% admite haber conducido bajo los efectos del alcohol al menos alguna vez y un 3% a menudo en los últimos seis meses.
El perfil de los conductores que han consumido alcohol antes de utilizar un vehículo al menos alguna vez en los últimos seis meses son según el informe: “hombres, de edades comparativamente altas, que trabajan o compatibilizan estudios y trabajo, que residen en entornos rurales, con una alta antigüedad de carnet y conductores habituales”. Los bebedores frecuentes perciben mucha menor posibilidad de incremento de accidentes si se consume alcohol.
Los datos recogidos muestran una doble convicción: se consideran buenos conductores y/o bastante mejores que el resto. Tal y como indica el documento, esta elevadísima autoestima podría influir en un incremento de la seguridad al volante, facilitando posibles comportamientos imprudentes “por exceso de confianza en los propios recursos, por negación de las limitaciones personales, e incluso por llevar a comportarse (y a exhibirse) de acuerdo con ese plus de capacidades o habilidades”.
El sesgo de autoconfianza en esta minoría le lleva a afirmar que sus recursos personales, su habilidad en el campo que sea (al conducir, al beber o al consumir otras sustancias), hacen más por la seguridad que los protocolos o las normas reguladores del colectivo, y, en los casos en que se normaliza el consumo de algunas drogas institucionalizadas, alcohol y cánnabis, a banalizar sus riesgos.
Fuente - infocop.es
19/10/2016