10 de agosto del 2016
El tabaco provoca la muerte de 24 personas al día en Cataluña, una cada hora. En 2013, último año del que se tienen cifras, fallecieron 9.588 personas por enfermedades respiratorias, cardiovasculares y cáncer vinculados al consumo de tabaco. Aunque las muertes tienden a la baja (en 2012 fueron 9.851), la Agencia de Salud Pública alertó ayer de que la prevalencia del consumo es del 25,7% de la población. Pese a las alertas sanitarias, 1,6 millones de catalanes continúan fumando.
El secretario de Salud Pública, Joan Guix, celebró ayer que, tras la puesta en marcha de la ley antitabaco hace 10 años, unas 270.000 personas han dejado de fumar. La prevalencia en 2006 era del 29,4%. “El tabaco causa una de cada seis defunciones en Cataluña. Es un hecho cotidiano al que no se le da toda la importancia”, apuntó el responsable de Salud Pública. Unos seis millones de personas fallecen cada año en el mundo por el tabaco, 600.000 de las cuales no han fumado nunca.
El consumo de tabaco tiene, según la subdirectora general de Promoción de la Salud, Carmen Cabezas, un “ingrediente social clarísimo”: el perfil de los fumadores responde mayoritariamente a hombres, de clase social baja y estudios secundarios.
En vísperas de arrancar la Semana Sin Humo en Cataluña, los expertos de Salud Pública también han vuelto a mostrar su preocupación, por segundo año consecutivo, por el incremento del consumo de tabaco de liar. Hace 10 años, sólo el 3,3% de los fumadores consumían cigarrillos hechos a mano. Sin embargo, en 2015, el número de consumidores que emplean este sistema se ha incrementado hasta el 26,7% del total. Cabezas insistió ayer en desmontar los falsos mitos alrededor del tabaco de liar y explicó que es tan o más perjudicial que los cigarrillos manufacturados. Si bien es cierto que este producto es más barato que las cajetillas, Cabezas dejó claro que no son más ecológicos, tampoco más sanos y no se fuma menos con ellos.
La Agencia de Salud Pública también aprovechó ayer para posicionarse nuevamente en contra del cigarrillo electrónico como una herramienta para dejar de fumar. La doctora Cabezas criticó la falta de evidencia sobre su efectividad para abandonar el hábito e incluso como una terapia de reducción de daños. “Con el cigarrillo electrónico sigues haciendo los mismos gestos y no se consigue desnormalizar el hábito. No es un método efectivo. Es un paso atrás”, indicó Cabezas. Sólo un 0,4% de la población catalana consume cigarrillos electrónicos.
Si lo que se pretendía con la ley antitabaco hace una década era reducir el consumo, los expertos aseguran que se ha conseguido. Según Salud Pública, “la introducción de la prohibición de fumar en espacios públicos cerrados fue seguida de reducciones significativas en los ingresos hospitalarios por infarto de miocardio y asma bronquial”. En concreto, los ingresos por infarto se redujeron en torno al 11% en las regiones sanitarias de Girona y Barcelona. Las hospitalizaciones por asma bronquial también bajaron un 29% en los últimos años.
Además, la promoción de ambientes libres de humo que propugnaba la normativa antitabaco también ha surtido efecto. Según un estudio de 2013, entre 2010 y 2011, la concentración de nicotina y partículas de diámetro inferior a 2,5 micras —con efectos perjudiciales para la salud—, se redujo un 90% en los locales de hostelería de Cataluña. Los expertos de Salud Pública aseguraron ayer que nueve de cada diez personas viven en un entorno libre de humo.
Fuente - elpais.com
J.M.Q