16 de marzo del 2016
Uno de cada cinco conductores implicados en un accidente había consumido drogas, una realidad sobre la que Tráfico lleva llamando la atención desde hace dos años y que no olvida en los prolegómenos del mayor éxodo de coches del año, la Semana Santa. Recientemente un suceso ha vuelto a poner de actualidad este problema. A primeros de este mes un chaval de 17 años, sin carné y que dio positivo al cannabis en la prueba de drogas, arremetió con el vehículo que conducía contra un agente de la Guardia Civil en un control de alcoholemia.
No ha sido el único caso de consumo de drogas al volante que ha acabado en tragedia. En mayo de 2014, el conductor de una retroexcavadora también dio positivo a hachís y cocaína en el test de saliva que se le efectuó después de haber estado implicado en un choque con un microbús que provocó la muerte de cinco chicos de entre 12 y 15 años.
Accidentes que ponen de manifiesto la incidencia del consumo de estupefacientes en la accidentalidad. De hecho, la Dirección General de Tráfico quiso ayer insistir en ello y en muchas ocasiones sus responsables han situado este factor, sobre todo la influencia hachís, y la antigüedad de los vehículos como circunstancias concurrentes en un buen número de siniestros.
2014 marcó el inicio de una política de control de las drogas al volante con la realización de los primeros test de saliva. Como Tráfico informó, año y medio después los resultados eran concluyentes: de las 30.000 pruebas realizadas, el 35% dieron positivo, en muchos casos no solo a una droga sino a varias y también en un buen número combinado con alcohol.
El balance de siniestralidad vial de 2015 dibuja una realidad no menos alarmante. En los 68.959 controles rutinarios realizados por los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, 22.451 conductores dieron, es decir, uno de cada tres, positivo a drogas ilegales. Y si se tiene en cuenta solo los test efectuados a conductores implicados en un accidente (los menos heridos porque para los graves y fallecidos se tiene que practicar otras pruebas), un total de 3.489 el pasado año, se constata que uno de cada cinco, el 21%, se había puesto al volante después de drogarse.
La Guardia Civil también realiza test de saliva cuando observa una infracción y evalúan al conductor ante las sospechas de que estuviera bajo los efectos de drogas. En 2015 realizó 3.220 pruebas de este tipo y seis de cada diez, el 59%, o lo que es lo mismo 1.886 dieron un resultado positivo.
Tráfico ha intensificado las campañas semanales de control de alcohol y drogas con el objetivo de expulsar de la carretera a los consumidores. Porque el cannabis y la cocaína, las drogas más consumidas por los conductores, multiplican el riesgo de sufrir u ocasionar un accidente, toda vez que provocan una reacción más lenta del que maneja el vehículo, una falsa sensación de seguridad, una menor concentración y una percepción alterada.
Fuente - deia.com
16/03/2016