21 de enero del 2021
anonimo
Es un problema muy habitual hoy en día y cada vez es más frecuente que una persona decida acudir al psicólogo con la preocupación de padecer dependencia emocional.
Además, a nivel cultural hay una construcción sobre las relaciones de pareja basadas en un falso mito de amor romántico donde se fomenta el sacrificio y el sufrimiento para conseguir aquello que todos necesitamos y sin lo cual permaneceremos infelices e incompletos. Estas variables culturales aparecen representadas en la literatura, el cine o la televisión y mandan un mensaje sobre el valor del amor y la necesidad del mismo en las personas, siendo las mujeres más vulnerables a la dependencia emocional al encontrarse en una supuesta posición de mayor necesidad.
Sobre este falso mito se lanzan ideas sobre la confianza completa en el otro, como pensar que yo tengo que estar con una persona en la que hay que confiar cien por cien y debemos saberlo todo el uno del otro, lo que conduce a un estado de paranoia y control que conduce a celos y paradójicamente en desconfianza.
En esta línea se le da una relevancia mayor al papel que la pareja tiene para el individuo, ocupando el lugar más importante y a veces exclusivo su vida y sin lo cual su existencia pierde la mayor parte del sentido.
Esta vinculación afectiva tan excesiva se correlaciona con trastornos de apego. Generalmente la personas que acaban desarrollando dependencia emocional establecen vínculos caracterizados por un apego ansioso e inseguro. Esto quiere decir que lo predominante en el vínculo de pareja es un miedo persistente a que se acabe. Esto impide sentirse seguro como para tomar decisiones desde lo que uno quiere de la relación e impera lo que necesito para comprobar que la relación es segura. Este patrón es persistente y se repite en las diferentes relaciones que el individuo establece a lo largo de su vida y, a diferencia del trastorno de personalidad dependiente, solo ocurren en el ámbito de la relación de pareja.