12 de enero del 2021
anonimo
La adicción (también conocida como trastorno por consumo de sustancias) es una enfermedad crónica que afecta al cerebro, consiste en la búsqueda y consumo compulsivo de sustancias nocivas (alcohol, tabaco/nicotina, drogas ilícitas e incluso algunos medicamentos recetados) a pesar de sus consecuencias dañinas para el individuo. Este uso compulsivo se caracteriza por la presencia de una gran motivación para obtener y consumir la sustancia, la cual está asociada a una pérdida en la capacidad de ejercer un autocontrol, impidiendo al individuo detener o limitar el consumo.
Las adicciones afectan sin distinción de género, estrato social o región del país, son especialmente vulnerables los niños y los adolescentes. Con frecuencia se asume que el individuo con adicciones no tiene los principios morales o la suficiente fuerza de voluntad para detener el consumo; sin embargo, la adicción es una enfermedad compleja, por lo que no es suficiente tener la intención o tomar la decisión de hacerlo.
Las drogas contienen sustancias químicas (sustancias psicoactivas) que llegan al cerebro alterando el envío, la recepción y el procesamiento de la información entre las células (neuronas) y, en consecuencia, afecta la comunicación neuronal normal. Por ello, el consumo repetido de drogas produce cambios duraderos tanto en la estructura como en la función del cerebro y en caso de no tratar la adicción estas alteraciones pueden permanecer toda la vida. Los expertos consideran que los cambios físicos a nivel cerebral perturban su funcionamiento, generando comportamientos peligrosos y obstaculizando la habilidad del individuo para resistir los intensos impulsos que favorecen el consumo.