06 de enero del 2021
anonimo
Diferentes situaciones de la vida pueden dar origen a una depresión, pero no siempre son sinónimo de ella. Por ejemplo, un vacío existencial, la elaboración de un duelo, una separación, la pérdida de trabajo pueden ser el origen de una depresión o bien de un estado de angustia natural y temporal.
No son lo mismo y, por ende, requieren diferentes tratamientos. Un estado de tristeza por una pérdida, por ejemplo, se aborda dentro del marco de la psicoterapia. La depresión es una enfermedad dramática para quien la padece y requiere un abordaje integral (psicoterapia y psicofármacos). Esta diferenciación es producto de un buen diagnóstico profesional; así nos lo señala Manel Colomer, director de Psicologíaespecializada.es.
Pero claro que todo esto no funciona siempre así. Muchas personas -y en múltiples cuestiones- son reduccionistas, generalistas y ante un pequeño indicio de dolor, incluso aunque se trate de un dolor en el alma, acuden a la píldora “mágica”: un analgésico, un ansiolítico, un antidepresivo y/o un somnífero que alivia el dolor y les permite continuar con la vida sin parar y a pesar de todo.
A propósito de esto, las últimas estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, señalan que la depresión es la principal causa de problemas de salud y discapacidad en todo el mundo y más de 300 millones de personas la padecen. En nuestro país, según datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), se ha triplicado el consumo de fármacos para tratar la depresión. En el año 2000, el número de dosis por cada mil habitantes y día (DHD) consumidas fue de 26,5 y en 2013, el último año con datos, había aumentado hasta las 79,5 DHD.
Ciertamente, sobre todo las depresiones de largo recorrido, generan una dependencia severa a los psicofármacos y las personas tienen pánico de dejarlos; sienten que si los dejan, se mueren. Esto tiene una explicación y, una de ellas, es que muchos de estos químicos tienen un efecto depresor sobre el Sistema Nervioso Central (SNC).
Recordemos que, popularmente, se llama a los antidepresivos la “píldora de la felicidad”. No obstante, lejos de abrirle los ojos a los pacientes o resolver la raíz de la depresión, los mantiene en la realidad bajo el efecto de una anestesia emocional. De esta forma, es muy común que, aunque muchos pacientes hayan empezado un tratamiento de abordaje múltiple, con el correr del tiempo abandonen la psicoterapia y continúen solo con los antidepresivos, incluso sin la correcta supervisión médica.
Por ejemplo, los tranquilizantes y/o sedantes, son medicamentos que disminuyen la función normal del cerebro. Es decir, a pesar de sus efectos beneficiosos para las personas que sufren de ansiedad o trastornos del sueño, estas drogas pueden ser adictivas y sólo se deben utilizar de la forma prescrita. Si se combinan con sustancias como el alcohol u otros analgésicos pueden desacelerar la frecuencia cardiaca y la respiración al punto de causar la muerte.
El problema derivado del consumo sin control de psicofármacoses que las personas no son conscientes de que son adictos.
No obstante, necesitan tomar más cantidad para conseguir el mismo efecto, tienen pánico a quedarse sin suministros, y van perdiendo paulatinamente la capacidad de afrontar cualquier situación sin recurrir al fármaco. Los antidepresivos mitigan el sufrimiento y tienen una función analgésica, pero nunca resuelven la raíz del problema. Para ello, como mencionábamos párrafos antes, es necesaria la psicoterapia.
Por todo esto, entre otras cosas, nuestro especialista también nos señala que en la mayoría de los casos, los pacientes suelen llegar acompañados por un familiar o alguien de su entorno cercano.
La adicción a los antidepresivos es muy severa y requiere un tratamiento integral de desintoxicación y psicoterapia.
Así lo entienden los profesionales multidisciplinares que conforman el Centro de Psicología Especializada. En esa misma línea, acompañan a las personas en el proceso de recuperación, brindando el apoyo y la asistencia que requiera cada caso durante las 2 etapas fundamentales de la recuperación:
“Aunque el mundo está lleno de sufrimiento, también está lleno de superación”. Hellen Keller.