08 de diciembre del 2020
Anónimo
Adictos al estrés
En el caso del estrés una de las áreas donde más se manifiesta en hombres es en el trabajo, escondiéndose debajo de argumentos tan legítimos como el perfeccionismo, la meticulosidad o la competitividad. Sin embargo, como decíamos anteriormente este estrés llega a puntos donde la persona ya está teniendo consecuencias negativas por ejemplo en el ámbito familiar (se excede en sus obligaciones u horarios) o incluso en la salud (tendiendo a provocarse con frecuencia infartos o problemas de tensión). En el caso de las mujeres por influencia de la cultura esto se ve más orientado al ámbito familiar, a la limpieza o incluso al cuidado de los hijos.
Como podemos ver ambos casos son aparentemente habituales y a priori incluso son características deseables. Aunque como sucede en todos los aspectos psicológicos, no son los hechos en sí sino la motivación intrínseca y el extremismo en las características las que llevan a la realización de las conductas. Estas personas llegan a un punto en el que no se comportan de acuerdo a estas características por deseo o por gusto, sino por evitar la inquietud o malestar que sienten al no hacerlo.
¿Cómo saber si ese es mi problema?
Vamos a proporcionar una serie de claves que suceden en casi todos los casos para facilitar el hecho de que puedan identificar s es su caso, o si conocen a alguien que pudiese estar desarrollándolo o padeciéndolo y necesite ayuda psicológica:
1) Falta de concentración: el estrés es una sensación necesaria para movilizarnos a la hora de realizar tareas, pero si tenemos un estrés o ansiedad elevadas puede provocar dificultades de concentración, falta de memoria, o sensación de mente en blanco.
2) Deseo de mantener la rutina: son personas extremadamente rígidas que les gusta tener todo bajo control y que toleran muy mal la modificación en cualquier punto de su propia organización. Se fijan a la rutina como zona de confort, pese a que sea esta misma la que más daño les está provocando.
3) Cansancio o fatiga: el estrés sostenido en el tiempo es el precursor de muchas enfermedades, entre ellas las asociadas por ejemplo con el sistema inmune, que es uno de los que más sufre tanto del mantenimiento como la de retirada por circunstancias del estrés, llegando a provocar enfermedades leves en periodos de descanso como vacaciones o fines de semana.
4) Rechazan la tranquilidad: cualquier actividad que les permita relajarse o les provoque sensación de “estar perdiendo el tiempo” es un inconveniente para ellos, ya que tienen la necesidad de estar en constante movimiento y ser productivos, pese a que los procesos de relajación mejoran la ejecución en las tareas.
5) Impulsividad: estas personas son muy enérgicas y “agresivas”, tienden a tener un gran ímpetu a la hora de realizar las tareas y sienten un profundo rechazo a la pereza.
Estas personas suelen tener muy mala calidad de vida, y en ocasiones precisamente por no detectar el problema a tiempo solemos encontrarnos que evolucionan en adicciones que les permitan evadirse de su propia realidad como pueden ser el alcohol, la ludopatía, o los medicamentos administrados por encima de las recomendaciones médicas.