01 de octubre del 2020
Anónimo
La onicofagia es un hábito compulsivo que se manifiesta en que la persona que lo sufre se come las uñas. Con el tiempo puede provocar múltiples lesiones físicas tales como problemas en los dientes, deformación de la cutícula, formación de verrugas, infecciones, afectación por hongos o bacterias e incluso la elevación de los bordes laterales del dedo.
En los casos más graves, estos efectos pueden provocar incluso la pérdida total de la uña. Es una conducta frecuente entre niños y adolescentes que tiende a desaparecer en la edad adulta.
Su aprendizaje comienza generalmente en la niñez por observación de otros realizando este hábito. Pasado el periodo de la niñez, y ya en la adolescencia, el morderse las uñas puede verse modificado por otro tipo de conductas tales como morder el bolígrafo, mover el pelo, fumar, etc.
Todas las personas que se muerden las uñas coinciden en la afirmación de que no pueden controlar este hábito, no tienen conciencia de que lo están realizado y cuando están llevándolo a cabo tienen serias dificultades para parar.
Pueden ser distintos los motivos que lleven a alguien a tener esta conducta:
Existen muy pocos datos acerca de la onicofagia y, aunque no está clasificado como trastorno, sí que los especialistas advierten de que se trata de una conducta compulsiva y por ello pudiera formar parte del espectro obsesivo compulsivo.
Además, es probable que aparezca junto con algún trastorno psicológico, como la ansiedad, y es precisamente la onicofagia la que alivia ese estado.
Para eliminar este hábito existen distintos métodos. En los casos más recurrentes la terapia psicológica ayudará al paciente a modificar esta conducta por otra menos dañina que le ayude a controlar su ansiedad.
Además, el sujeto conocerá las causas que le llevan a realizar el acto de morderse las uñas y por tanto lo que debe hacer para solucionar el problema, pues detrás de este gesto puede existir algún problema psicológico de importancia.