03 de agosto del 2020
Psicología y mente
La discusión de la teoría de la mente se adentra en conceptos filosóficos como la conciencia y la realidad. Se refiere a nuestra habilidad para inferir lo que otros están pensando o sintiendo. Usando nuestras propias experiencias como guía, construimos efectivamente una simulación de lo que puede estar sucediendo en la cabeza de otra persona mientras imaginamos qué información están recibiendo y cómo se procesa a través de lo que sabemos o adivinamos sobre sus propias experiencias.
Cuando hacemos eso, lo que estamos haciendo en nuestra propia mente es construir una teoría sobre lo que está sucediendo en sus mentes y actuar sobre ella. Sus reacciones son una prueba de la teoría, diciéndonos cómo de precisas son nuestras suposiciones.
De hecho, los humanos a menudo hacemos esto con animales, plantas… asumimos que están teniendo motivaciones y pensamientos que probablemente no están teniendo o no son capaces de tener.
La heterogeneidad entre niños con TEA (trastorno del espectro autista) puede ser explicada por la presencia de dificultades cognitivas coexistentes en áreas como:
Las funciones ejecutivas es un término que engloba todos los procesos cognitivos que incluyen memoria de trabajo, inhibición, planificación y flexibilidad. La coherencia central débil es un término que se refiere a un estilo cognitivo específico que incluye la habilidad limitada para comprender contextos más amplios.
Muchas personas con TEA parecen incapaces de construir este modelo mental de otras mentes. No pueden imaginar un cerebro que no sea el suyo, que no tenga la misma información, uno con motivaciones diferentes, otros sentimientos, otras habilidades. Son profundamente incapaces de ponerse en el lugar de otra persona y, por lo tanto, de sentir empatía o incluso de comunicarse eficazmente.
Aunque la mayoría de nosotros damos por sentada la idea de que otras personas tienen la misma estructura mental y la misma capacidad de percibir, razonar y sentir que nosotros, los filósofos ya desde la época de Descartes se dieron cuenta de que el proceso no era realmente sencillo. Sin un acceso directo a las mentes de los demás, no tenemos otra opción que realizar inferencias complejas. Incluso sin que nosotros seamos conscientes de ello, el cerebro trabaja constantemente por sí mismo para poner a prueba las suposiciones y hacer ajustes.
La capacidad de formar una teoría de la mente sobre otras personas es una parte importante de lo que hace que los seres humanos seamos criaturas sociales, capaces de funcionar dentro de una cultura compartida. Algunos científicos incluso creen que el lenguaje sólo evolucionó debido a nuestra habilidad para construir una teoría de la mente.
Todas estas capacidades, son aquellas con las que las personas con TEA tienen más dificultades. Presentan un desarrollo tardío del habla y las habilidades de comunicación, siendo poco probable que muestren empatía y a menudo ni siquiera pueden realizar prácticas de juego con los demás. Sus habilidades sociales a menudo permanecen atrofiadas o inexistentes durante la mayor parte de sus vidas.
Hay numerosos estudios observacionales del cerebro que han sugerido que ciertas áreas del cerebro no están siendo activadas en aquellos niños con TEA que no pueden formar fácilmente una teoría de la mente, pero aún no conocemos de forma definitiva las raíces del trastorno. En la actualidad, la investigación continúa avanzando para descubrir las misteriosas causas y mecanismos del TEA. Por lo consiguiente, la incapacidad para formar la teoría de la mente no podría proporcionar información sobre el autismo.