02 de julio del 2020
EspaƱol cdc
El estrés durante el brote de una enfermedad infecciosa puede en ciertos casos incluir reacciones como:
La manera en que responde a la pandemia del COVID-19 puede depender de sus antecedentes, el apoyo social de familiares y amigos, su situación financiera, sus antecedentes emocionales y de salud, la comunidad en la que vive y muchos otros factores. Los cambios que pueden suceder debido a la pandemia del COVID-19 y la manera en que intentamos controlar la propagación del virus pueden afectarnos a todos.
Las personas que pueden responder con mayor intensidad al estrés de una crisis incluyen:
Encargarse de los cuidados de familiares y amigos puede ser liberador del estrés, pero hay que mantener un equilibrio y no debería olvidarse de cuidar de sí mismo. Ayudar a otras personas a sobrellevar el estrés, como brindar apoyo social, también puede contribuir a fortalecer su comunidad. En tiempos de mayor distanciamiento social, las personas pueden seguir manteniendo contactos sociales y cuidar de su salud mental. Las comunicaciones virtuales (llamadas telefónicas o videoconferencias) pueden ayudarlo a usted y ayudar a sus seres queridos a sentirse menos solos y aislados.
Estar informado acerca del COVID-19 y detener la propagación de rumores puede ayudar a reducir el estrés y el estigma. Entender el riesgo para usted y sus seres queridos puede ayudarlo a conectarse con los demás y lograr que un brote resulte menos estresante.
La salud mental es una parte importante del bienestar y la salud en general. Nos afecta en la manera de pensar, sentir y actuar. También afecta la manera en que manejamos el estrés, nos relacionamos con los demás y tomamos decisiones durante una emergencia.
Las personas con problemas de salud mental prexistentes o trastornos por consumo de sustancias pueden ser especialmente vulnerables en una emergencia. Las afecciones de salud mental (como depresión, ansiedad, trastorno bipolar o esquizofrenia) afectan la manera de pensar, sentir y comportarse de una persona de manera tal que influye sobre su capacidad para relacionarse y desempeñarse a diario. Estas afecciones pueden ser situacionales (corto plazo) o crónicas (largo plazo). Las personas con problemas de salud mental preexistentes deben continuar con el tratamiento y estar atentas a la aparición de síntomas nuevos o al agravamiento de sus síntomas. Si cree que tiene nuevos síntomas o se agravaron sus síntomas, llame a su proveedor de atención médica.
Llame a su proveedor de atención médica si siente que el estrés interfiere con sus actividades diarias por varios días seguidos. Los recursos gratuitos y confidenciales también pueden ser útiles para que usted y sus seres queridos puedan conectarse con un consejero capacitado y experto de su área.
Suicidio
Las diferentes experiencias de vida inciden en el riesgo de suicidio de una persona. Por ejemplo, el riesgo de suicidio es mayor entre las personas que han sido víctimas de violencia, como abuso infantil, acoso escolar o abuso sexual. Se sabe que las sensaciones de aislamiento, depresión, ansiedad y otros problemas financieros o emocionales aumentan el riesgo de suicidio. Hay más probabilidades de que las personas experimenten estos sentimientos durante una crisis como una pandemia.
No obstante, hay maneras de evitar los pensamientos y comportamientos suicidas. Por ejemplo, el apoyo familiar y de la comunidad, estar conectado y tener acceso a consejería o terapia virtual o presencial pueden contrarrestar los pensamientos y comportamientos suicidas, especialmente durante una crisis como la pandemia del COVID-19.
Obtenga más información acerca del trabajo de los CDC para la prevención de suicidios.
Puede resultar estresante el hecho de que lo aíslen del resto de las personas si ha estado expuesto al COVID-19. Cada persona puede sentirse de diferentes manera una vez que finaliza el periodo de aislamiento en el hogar.
Las reacciones emocionales pueden incluir: