10 de abril del 2020
Rebeca Carrasco García
El visionado de pornografía produce una descarga excesiva de dopamina y, por tanto, una sobreestimulación en el sistema de recompensa del cerebro. Este exceso de liberación de dopamina genera un mensaje para que repitamos la conducta y por tanto sigamos produciéndola. Se genera así la constante necesidad de sentir esta estimulación o lo que es lo mismo, una adicción. Este proceso es el mismo proceso que origina la adicción a las drogas o al alcohol. Está dentro de las denominadas “adicciones sin sustancia”.
Un consumo continuado de pornografía termina por alterar el funcionamiento del cerebro y su estructura generando más activación en algunas zonas, como en la amígdala, e incluso modificando el tamaño de algunas regiones cerebrales. Como en todas las adicciones, la sobreestimulación promueve un consumo más frecuente, y el acto sexual “natural” deja de ser tan placentero. Cuanta más pornografía se consume, más se reduce la actividad del centro de recompensa y más dopamina necesita generar el cerebro para sentir placer.
Hay muchos desencadenantes que nos pueden generar la adicción a la pornografía. Un ejemplo puede ser la ansiedad. Cuando pasamos por un momento malo, como una ruptura, la pérdida de trabajo o el duelo por la pérdida de algún familiar, los individuos están más motivados a llenar el vacío emocional que sienten y no tienen recursos para manejar la situación, por lo que recurren a calmarse de alguna forma mediante este sistema de recompensa que explicábamos anteriormente y por tanto a “consumir” pornografía.
En otras ocasiones las causas de consumo de pornografía son más complejas y se relacionan con el maltrato físico o psicológico, con el abandono de los cuidadores e incluso, con haber sufrido alguna forma de abuso o violencia sexual.
Cuando ver pornografía se convierte en algo que no podemos dejar de hacer, y posponemos otras actividades u obligaciones, convirtiéndola en la actividad principal de tiempo libre, es necesario pedir ayuda a un profesional. Este podrá ayudarle a entender la adicción y a ver cómo tratarla.
Es posible que si tienes adición a la pornografía presentes uno o varios de los síntomas que se describen a continuación:
Prefiero ver pornografía a tener sexo con mi pareja.
A veces, prefiero ver pornografía a quedar con mi pareja o amigos.
Tengo dificultades para pasar un día entero sin ver pornografía.
He ido cambiando mi ocio o actividades recreativas por el consumo de pornografía.
El contenido pornográfico que busco cada vez tiene que ser más intenso.
Veo pornografía incluso en los lugares que puede ser un problema como el trabajo, en un ordenador público y otros similares.