21 de noviembre del 2019
Ismael Galancho
Algunos son adictos al riesgo, es común ver personas que se graban haciendo cosas increíbles, que practican deportes de riesgo, que interaccionan con animales peligrosos o escalando edificios sin protección. Cuándo los vemos sentimos una sensación de asombro, a la vez que se afloran en nuestro interior una sensación de cosquilleo, incluso a veces admiramos a estas personas, asociando sus hazañas a valor y coraje.
Otras personas son adictas a las drogas, que ejercen un fuerte efecto de dependencia; drogas como la cocaína, heroína o metanfetaminas. Hay atletas que entrenan y practican deporte hasta el extremos más allá de lo normal, incluso algunos deportistas de ultraresistencia llegan a morir en pruebas de este estilo. También hay quién es adicto al uso de esteroides, inyectándose sustancias para mejorar su rendimiento o para ganar cantidades masivas de masa muscular por ejemplo.
También hay adictos a la comida, sobre todo a alimentos basura, precocinados, grasas hidrogenadas y mayormente a productos azucarados, que con el tiempo puede provocarnos serios problemas de salud como obesidad, diabetes, arteroesclerosis, etc.
Estas sustancias, situaciones, acciones y demás nos producen estado de euforia, bienestar, placer o alegría, a veces hasta tal punto que los hacemos adictos a ellas, y en ocasiones dañando seriamente nuestro entorno social, familiar y laboral o provocando daños importantes en nuestra salud e incluso la muerte.
¿Tan fuerte es esa sensación de bienestar o placer que nos produce que aún siendo conscientes de lo peligroso que puede ser seguimos abusando de ello?Existen unas sustancias sintetizadas por nuestro organismo llamadas serotonina y dopamina que nos provocan estados de placer, bienestar o euforia. Son dos hormonas clasificadas dentro de lo que conocemos como neurotransmisores. Están hormonas se sintetizan a partir de otros aminoácidos que ingerimos en nuestra dieta como puede ser el triptófano en el caso de la serotonina, de ahí viene el hecho por lo que siempre suelo recomendar alimentos ricos en triptófano en la cena, ya que nos inducirá un sueño placentero. La serotonina es conocida también como la hormona del bienestar, ya que es antiestrés y nos proporciona sensación de placer y somnolencia.
Pero no solo estas sustancias mencionadas hacen que segreguemos serotonina y dopamina, sino que practicar deportes extremos, comer comida basura, llevar a cabo acciones de riesgo o tentar a la muerte hace que segreguemos una cantidad brutal de estos neurotransmisores, provocando esa sensación de euforia y perseveración de tal forma, que actúa como una especie de recompensa a dicha acción, lo que nos provoca que busquemos la reiteración de la misma una y otra vez.
la respuesta a por qué hay gente que se vuelve adicta a este tipo de prácticas de riesgo o consumo de sustancias adictivas, es que dichas personas carecen de recaptadores de dopamina en sus neuronas. Es decir, sus neuronas, no recaptan dicho neurotransmisor, de tal forma que la cantidad de dopamina circulante que tienen es muy elevada, haciendo que busquemos cada vez más esos estímulos de los que hemos hablado antes.