24 de octubre del 2019
Anónimo
Son más vulnerables las personas jóvenes, que desean tener siempre la última versión tecnológica, con lo que sienten que mejora su status y su autoestima.
Aquellos que no pueden tener ratos de silencio y de soledad, que permiten pensar, hacer tareas cotidianas, dedicar un tiempo a la lectura o ser más uno mismo.
Las adicciones tecnológicas tienen parecido con otras adicciones y pueden incluir además, el uso indiscriminado del Internet, de los videojuegos, reproductores de música MP3 o la televisión misma.
1. Teléfono en todas partes: cuando la persona no puede separarse del celular ni para ir al baño, en clases, o reuniones familiares.
2. Actitud de malestar: Cuando se siente molesto si se le olvida el celular en algún lugar o carece de dinero o crédito para que siga funcionado.
3. Cambios en hábitos: Cuando modifica hábitos de sueño por hablar a altas horas de la noche.
4. Se desconecta del “mundo real”: Su mundo es la comunicación por el móvil, pero existe una total lejanía de las personas que lo rodean, ya sea su familia, trabajo o escuela.
5. ¿Es un experto?: Su ansiedad por llamar o recibir mensajes y tener lo último en tecnología le crea una sensación de que se ha convertido en un “experto” del aparato.
6. La factura del celular: Cuando el pago de tarjetas o cuentas supera el gasto mensual presupuestado para este servicio.
7. Actitud delictiva: Llega a cometer algunos hurtos para poder comprar un teléfono o pagar la renta del teléfono móvil.
Un síntoma de adicción tecnológica es por ejemplo dedicar más de diez horas a un videojuego.
Un adicto a la tecnología puede ser quien envía en promedio por celular doscientos mensajes diarios.
Un estudio realizado en España entre dos mil doscientos jóvenes, se encontraron signos de adicción tecnológica en un 70%.
A diario navega por Internet ocho horas o más.
Añadimos que una persona con adicción al celular se la pasa llamando, enviando mensajes, o si no, mirando permanentemente la pantalla para ver si alguien está llamando.
Ahora se ha vuelto frecuente que durante reuniones que requieren concentración, actos religiosos, proyecciones de cine, etc. se solicita a los asistentes que apaguen sus teléfonos celulares, para no interrumpir a los demás y permitir su misma concentración.
La tecnología, el celular entre ellas, representa un gran avance en la modernidad, pero lo natural es usarlo de una manera normal:
Esta adicción a las nuevas tecnologías se puede dar por una falta de objetivos o por la inestabilidad de la persona ante tantas incertidumbres que debe afrontar.
A ello también podría contribuir alguna falta de valores, que haría que haya personas que se hundan.
Las nuevas tecnologías ofrecen muchas posibilidades de bien social, pero al mismo tiempo pueden esclavizar a muchos individuos ante un computador o un celular y abocarlas a un diálogo frenético hombre-máquina que hace que pasen largos ratos en esta actividad.
No es necesario decir que el uso exagerado del teléfono móvil puede obligar a muchos a estar colgados de él en largas conversaciones para expresar cosas banales.
Son abundantes las obsesiones de muchas personas por pasar largos ratos inmersos en la virtualidad de unas imágenes, sumergidas en una irrealidad de la vida, manifestando un deseo de huída del estrés.