18 de September del 2018
Viviana Martínez Pérez
Tras pasar una papeleta por la boca con LSD, las luces se ven más brillantes y de más color, el sonido se escucha más intenso, quienes están alrededor pueden verse con figuras diferentes en sus rostros, el tiempo puede dar la sensación de estar pasando muy, muy lento y el cuerpo parece moverse igual.
Algunos experimentan en su primera partida un “mal viaje”, y terminan en una clínica con estado de agitación, taquicardia e intoxicación por sobredosis de LSD. Otros, que pasan bien su primera experiencia y deciden repetirla una y otra vez, terminan siendo adictos e ingiriendo compulsivamente esta sustancia que genera daños graves en todo el organismo.
“El daño cerebral producido por estas drogas se puede comparar con el daño que va produciendo de forma moderada la demencia, porque se va perdiendo población neuronal y se va perdiendo capacidad cognitiva”, compara Rubén Sabogal, neurólogo.
Así llega al cerebro
El Neurocirujano explica la forma como el LSD (Dietilamida del Ácido Lisérgico) llega al cerebro para producir estragos.
“Cuando las secreciones no son suficientes y la persona debe recurrir de forma artificiosa a agentes externos que mejoren y potencien ese efecto agradable; es entonces cuando se puede recurrir a la droga; así lo que se está oyendo y viendo sabe a gloria. Por eso hay sitios y espacios diseñados con estimulación directa para el consumo de la droga, a través de su sonido y luces”, puntualiza.
Rubén Sabogal señala que el LSD provoca una estimulación en los receptores de la membrana cerebral generando un efecto farmacológico que puede ser agudo o crónico, llevando a experimentar unos cambios en la conducta caracterizados por distorsiones e ilusiones del entorno.
Sí es adictivo
Para el Especialista, al contrario de lo que muchos creen, el LSD sí es una sustancia adictiva, que además genera un enganche rápido con quien la consume y por ende, una adicción.
“El LSD es una droga sintética, y todas las drogas sintéticas son de una capacidad altamente adictiva, porque a medida que se consumen el mismo cerebro pide más y más, llevando a la conducta compulsiva y la compulsividad es una conducta irracional, lo mismo que generan otras sustancias como el licor o la cocaína”.
Sinónimo de muerte
Según Rubén Sabogal, estamos pasando de ser una población sana a ser una población enferma por estas drogas, dependientes de las grandes multinacionales que las fabrican y que se están lucrando con la adicción de muchos.
El Médico finaliza expresando que lo que entra en el cerebro es la educación y que sólo a través de ella es posible combatir todos estos fenómenos.
Fuente: http://www.eluniversal.com.co/salud/lsd-tan-destructor-como-una-demencia-147792