22 de February del 2010
ALCOHOL
Generalmente se trata de personas que han sobrepasado los cuarenta años y cuya historia etílica se remonta a muchos años. Clásicamente se presentan con el rostro enrojecido, hinchado, la conjuntiva de los ojos de coloración amarillenta y con el aliento de un olor especial. Las palabras son inseguras, precipitadas, a veces balbuceantes y se observa inmediatamente un temblor alrededor de la boca y una transpiración fácil.
Las manifestaciones psíquicas comienzan como modificaciones del carácter: aumento de la emotividad, irritabilidad, impulsividad, celos, inestabilidad del humor, con crisis depresivas frecuentes. Conjuntamente aparecen las alteraciones intelectuales, con disminución del rendimiento, dificultad para concentrarse y en la atención, cierta confusión de los procesos intelectuales, reducción de la eficiencia profesional, ausentismo y regresión del comportamiento y de las relaciones sociales. Se evidencian baches de memoria luego de consumir cierta cantidad de alcohol, excesiva o no, donde el sujeto comprueba al día siguiente que ha olvidado qué hacía mientras bebía.
En el orden afectivo los signos resultan bastante claros: tendencias egoístas, disminución del sentido ético y de las responsabilidades, despreocupación e indiferencia hacia la familia, protesta por la falta de autoridad en la casa y del desprecio de que se es objeto, sobre todo por parte de los hijos.
Estas personas manifiestan frecuentemente su arrepentimiento y se comprometen a dejar la bebida mediante juramentos. Por las noches se despiertan bruscamente, cubiertos por abundante sudor, sobre todo durante pesadillas aterradoras e inquietantes. A nivel del aparato digestivo, son frecuentes las gastritis, con dolor abdominal, sed abundante, pérdida del apetito y náuseas acompañadas, además, de diarreas fétidas frecuentes. El hígado aumenta de tamaño, con una sensación de peso en la región derecha del abdomen y vómitos, que finalmente puede llevar a la cirrosis hepática y acumulación de líquido en el abdomen.
Los trastornos del sistema nervioso se caracterizan por un temblor pequeño y rápido en las manos y en la lengua, calambres musculares (sobre todo en las pantorrillas), sacudidas nocturnas, hormigueo de las extremidades y atrofia de los músculos.
En los hijos de madres alcohólicas puede observarse el "síndrome alcohólico fetal", caracterizado por retraso en el crecimiento y desarrollo, retraso mental y diversas alteraciones congénitas.
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