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  • Trastorno afectivo bipolar en la adolescencia

26 de June del 2025

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El trastorno afectivo bipolar (TAB) es una condición psiquiátrica grave que puede iniciarse durante la adolescencia y cuyo abordaje diagnóstico representa un desafío clínico considerable. Esta enfermedad se clasifica en dos tipos principales: el Tipo I, caracterizado por uno o más episodios maníacos con o sin depresión mayor, y el Tipo II, que se distingue por episodios de depresión mayor y episodios de hipomanía, en ausencia de manía plena.

Durante la adolescencia, la manifestación clínica del TAB puede diferir notablemente respecto al adulto. Entre los síntomas comunes destacan la presencia de psicosis, conducta antisocial, irritabilidad marcada, abuso de sustancias, tentativas suicidas, síntomas obsesivo-compulsivos, promiscuidad sexual y somatización. Estas características suelen ser persistentes y severas, lo que complica el diagnóstico temprano y adecuado.

Fases Prodrómicas y Curso Evolutivo

Evidencias recientes sugieren que el TAB sigue un curso progresivo, precedido por fases prodrómicas caracterizadas por síntomas afectivos inespecíficos. Hasta el 70% de los pacientes inician con síntomas depresivos durante la adolescencia, siendo el primer episodio depresivo mayor una señal de alerta para una posible conversión al trastorno bipolar en los años siguientes. Síntomas como labilidad afectiva, ansiedad, episodios subumbrales de manía e hipomanía, y deterioro funcional temprano, han sido identificados como posibles predictores.

Una señal de especial atención es el diagnóstico de depresión psicótica en etapas tempranas, ya que se ha asociado de forma significativa a una posterior evolución hacia el espectro bipolar, particularmente cuando coexisten síntomas mixtos e hipomaníacos previos.

Retos Diagnósticos en la Adolescencia

La identificación precoz del TAB es crítica, dado que alrededor del 60% de los casos se presentan antes de los 21 años. Sin embargo, el diagnóstico en adolescentes es complejo debido a factores como la inmadurez emocional y cognitiva, que puede enmascarar síntomas típicos de manía, como la grandiosidad o el aumento de actividad. En muchos casos, los episodios se presentan en formas mixtas, con rápidos cambios de ánimo y duración breve de los episodios.

Es fundamental realizar un diagnóstico diferencial con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), especialmente por su alta prevalencia y síntomas solapados. Elementos distintivos del TAB temprano incluyen impulsividad grave, fluctuaciones diurnas del nivel de energía, disforia matutina, alteraciones severas del sueño, inicio precoz de conducta sexual y, en algunos casos, síntomas psicóticos.

Riesgo Suicida y Factores Asociados

Uno de los aspectos más preocupantes del TAB es el elevado riesgo de suicidio, estimado entre 10 y 30 veces mayor que en la población general. Los episodios depresivos y los estados mixtos son los momentos de mayor vulnerabilidad, especialmente cuando hay antecedentes de múltiples hospitalizaciones o intentos previos de suicidio. El riesgo es particularmente elevado en pacientes jóvenes menores de 35 años y en varones, quienes presentan mayor probabilidad de realizar actos suicidas letales.

Las comorbilidades psiquiátricas, los trastornos por uso de sustancias, antecedentes familiares de suicidio o trastornos afectivos, así como rasgos de personalidad impulsivos o agresivos, también incrementan significativamente el riesgo.

Un hallazgo reciente en la literatura sugiere que los trastornos del sueño, particularmente las pesadillas, podrían actuar como factor de riesgo adicional para la conducta suicida en adolescentes con TAB, independientemente de la presencia de trauma, ansiedad o síntomas depresivos.