19 de May del 2025
https://ciencia.unam.mx/leer/1502/el-persistente-consumo-de-tabaco-mas-que-un-ha
A pesar de décadas de campañas informativas y políticas restrictivas, el consumo de tabaco sigue siendo una de las principales amenazas a la salud pública a nivel mundial. En México, más de 14.9 millones de personas aún consumen productos de tabaco, según datos de la Comisión Nacional contra las Adicciones (CONADIC), lo que resalta la necesidad urgente de continuar con estrategias de concientización, prevención y regulación.
Aunque se han logrado avances significativos en los últimos años —como la prohibición de publicidad, la implementación de espacios libres de humo, el aumento de impuestos, y el fortalecimiento del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco—, el hábito de fumar sigue siendo alarmantemente prevalente. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 8 millones de personas mueren cada año a causa del tabaco, incluyendo 1.3 millones por exposición al humo ajeno.
En respuesta, México ha impulsado reformas regulatorias como las disposiciones publicadas en el Diario Oficial de la Federación en 2022, que fortalecen la vigilancia sanitaria y buscan proteger a la población del humo de tabaco. No obstante, la industria tabacalera ha sabido adaptarse, lanzando al mercado productos como los cigarros con cápsula de sabor, vapeadores y cigarrillos electrónicos, especialmente atractivos para los jóvenes.
El consumo de tabaco, en cualquiera de sus formas (inhalado, masticado o vaporizado), representa graves riesgos para la salud. Según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos, fumar cigarro expone al organismo a más de 7,000 sustancias químicas, de las cuales al menos 100 son dañinas. Entre las enfermedades asociadas al tabaquismo se encuentran el cáncer de pulmón, cáncer oral, bronquitis crónica, enfisema, enfermedades cardíacas, leucemia, cataratas y neumonía.
Uno de los mayores desafíos en la lucha contra el tabaquismo es su potencial adictivo. La nicotina, principal componente activo del tabaco, actúa directamente sobre el sistema nervioso central, generando sensaciones de placer y activando el circuito de recompensa del cerebro a través de la liberación de dopamina. Este efecto se presenta en tan solo 10 segundos después de inhalar el humo, pero desaparece en pocas horas, lo que provoca el deseo constante de fumar de nuevo.
El tabaquismo no solo es adictivo, sino que frecuentemente representa la puerta de entrada al consumo de otras sustancias. Según el sistema de vigilancia epidemiológica de las adicciones en México, el 32% de la población inicia el consumo de sustancias con el tabaco, ubicándolo como la segunda sustancia de inicio más común. Además, factores genéticos, psicológicos y sociales también influyen en la dependencia.
Abandonar el tabaco no es tarea sencilla. El síndrome de abstinencia puede incluir ansiedad, irritabilidad, insomnio, depresión, fatiga, vómitos, dolores de cabeza, entre otros síntomas, comparables en intensidad a los provocados por drogas como la heroína o la cocaína.
Ante este panorama, resulta evidente que el combate contra el tabaquismo debe mantenerse como una prioridad de salud pública. La información, prevención y políticas efectivas no solo salvan vidas, sino que también construyen un futuro más saludable para las próximas generaciones.