05 de May del 2025
https://ciencia.unam.mx/leer/1502/el-persistente-consumo-de-tabaco-mas-que-un-ha
El desafío persistente del tabaquismo en México: una visión integral para su abordaje
A pesar de los avances en políticas públicas y campañas de concientización, el tabaquismo sigue siendo una de las principales amenazas para la salud pública en México. Según la Comisión Nacional contra las Adicciones (CONADIC), alrededor de 14.9 millones de mexicanos aún consumen tabaco, lo que refleja la necesidad de mantener y fortalecer los esfuerzos de prevención.
Medidas como la prohibición de publicidad, restricciones en espacios públicos, aumento de impuestos, y el fortalecimiento del Convenio Marco para el Control del Tabaco de la OMS han logrado reducir el consumo. Sin embargo, la industria tabacalera ha respondido con nuevos productos como vapeadores y cigarros con cápsulas de sabor, especialmente atractivos para jóvenes.
El tabaquismo está vinculado con más de 8 millones de muertes anuales a nivel mundial, según la OMS, y expone a quienes lo consumen —ya sea fumado, masticado o vaporizado— a más de 7,000 sustancias químicas, de las cuales al menos 100 son dañinas. Los efectos en la salud incluyen cáncer, enfermedades respiratorias, problemas cardiovasculares y más.
El problema se agrava por la naturaleza adictiva de la nicotina, sustancia que actúa sobre el sistema nervioso y el cerebro generando sensaciones placenteras y dependencia. Su acción rápida y la aparición de síntomas de abstinencia —como ansiedad, irritabilidad y fatiga— hacen difícil dejar el hábito.
Frente a esta situación, existen tratamientos convencionales como parches, chicles y fármacos, pero también se vislumbran enfoques alternativos. Las Prácticas Integrativas y Complementarias en Salud (PICS), que consideran aspectos emocionales y sociales, han demostrado ser eficaces en otros países. En México, su incorporación podría fortalecer la atención primaria y ofrecer nuevas estrategias para tratar la adicción.
En conclusión, el tabaquismo sigue siendo un hábito profundamente arraigado y perjudicial. La concientización debe continuar, promoviendo no solo la prevención, sino también el acompañamiento a quienes luchan por dejarlo. Abordar esta problemática desde un enfoque integral es clave para proteger la salud pública y fomentar un cambio duradero.