06 de septiembre del 2024
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La anfetamina fue sintetizada por primera vez en Alemania en el año 1887 por el químico rumano Lazar Edeleanu que la denominó fenilisopropilamina. Poco después fue sintetizada la metanfetamina a partir de la efedrina en el año 1893 por el químico japonés Nagai Nagayoshi. La sustancia no fue usada en farmacia hasta 1934 cuando comenzó a ser vendida en inhaladores como descongestivo bajo el nombre de Benzedrina. En 1935 se descubrieron sus efectos estimulantes y comenzó a ser utilizada para el tratamiento de la narcolepsia; más tarde, en 1937, se usó también para tratar el TDAH. Durante la Segunda Guerra Mundial tanto la anfetamina como la metanfetamina fueron utilizadas debido a sus propiedades estimulantes. A medida que se fue observando su potencial de dependencia, los gobiernos comenzaron a poner estrictas restricciones en su venta. Aun estando controladas, tanto la anfetamina como la metanfetamina, han seguido utilizándose tanto legal como ilegalmente para propósitos muy variados. Fue hacia finales de los 80´s cuando se popularizó el uso fumado de la metanfetamina. Efectos deseados La metanfetamina afecta de manera principal al sistema nervioso central, actuando como un liberador masivo de neurotransmisores como la dopamina, norepinefrina y serotonina. Actúa también como inhibidor de la recaptación de dichos neurotransmisores. La metanfetamina es muy liposoluble lo que hace que se transfiera a través de la barrera hematoencefálica con mucha rapidez en comparación con otros estimulantes. Dosis La metanfetamina suele consumirse esnifada o por vía oral, aunque también hay personas que la fuman o inyectan. Cuando se esnifa o fuma, los efectos suelen aparecer a los pocos minutos, mientras que, si se toma por vía oral, tardan en aparecer una media hora. Sea cual sea la vía de administración, cantidades bajas producen efectos considerables. Las dosis dependen de varios factores: La persona. La pureza de la metanfetamina. El entorno donde se consume (lugar donde se consume y con quién). Duración La duración puede oscilar entre 6 y más de 24 horas dependiendo de la dosis y de la forma de administración. Si se consume por vía oral, suele tardar de 20 a 60 minutos en subir dependiendo del contenido del estómago y durar de 3 a 5 horas en total. Si se consume por vía esnifada, tarda entre 5 y 10 minutos en subir, y dura entre 2 y 4 horas. Si se fuma, comienza a hacer efecto de forma inmediata y dura entre 1 y 3 horas. Sin embargo, ten en cuenta que la bajada o los efectos posteriores pueden alargarse hasta 24 horas, independientemente de la vía de administración. Efectos tóxicos/graves/infrecuentes El consumo de grandes cantidades puede generar irritabilidad, sentimientos de inseguridad, conductas impulsivas y compulsivas. Estos síntomas son señales de alarma e informan que se debe cesar el consumo y descansar. En caso contrario, continuar con el consumo aumenta la probabilidad de sufrir una psicosis anfetamínica. Estos episodios se caracterizan por la aparición de paranoias y alucinaciones, magnificados por el desgaste físico y mental producido por la privación del sueño, la falta de hidratación y alimentación. Los síntomas psicóticos pueden durar varias horas, incluso más de un día. Suelen desaparecer al dormir y dejar de consumir, en caso contrario, deberá solicitarse ayuda médica. En personas con enfermedades mentales, antecedentes familiares con trastornos mentales y personalidades predispuestas (sobretodo de tipo psicótico) estos síntomas pueden aparecer en cantidades inferiores, incluso sin la privación del sueño. También pueden producirse cuadros de intoxicación: Leve: agitación, irritabilidad, insomnio, temblores, sobreestimulación, sudoración, dilatación pupilar y ruborización. Moderada: hiperactividad, confusión, hipertensión, respiración rápida, taquicardia e hipertermia. Grave: delirios, manías, autolesiones, hipertensión, taquicardia, arritmia, fiebre, convulsiones, coma y colapso circulatorio. La metanfetamina produce tolerancia con rapidez y es necesario incrementar la dosis para conseguir los mismos efectos. El riesgo de dependencia es más elevado al de otras drogas de uso recreativo. Es relativamente frecuente el que personas que son capaces de controlar el uso recreativo de otras sustancias tengan problemas para poner límites a su consumo de metanfetamina. Los problemas familiares, económicos y sociales en quienes hacen un uso habitual de metanfetamina son frecuentes. Las vías de administración inyectada y fumada incrementan estos riesgos.