01 de julio del 2024
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¿Pueden las videoconsolas crear adicción? La adicción a los videojuegos puede diagnosticarse cuando la persona: ·Convierte la actividad de jugar a la videoconsola en el escenario principal de vida ·Esta actividad domina sus sentimientos, pensamientos y conducta, incluso cuando no está jugando ·Jugar le reporta un cambio de estado de ánimo manifiesto: Experimentan una liberación y una "elevación", como cuando se ingiere una sustancia. ·Desarrollan cada vez más tolerancia, por tanto, deben jugar cada vez más para poder alcazar ese estado. ·Sufre irritabilidad, ansiedad, temblores, etc cuando no pueden jugar, es lo que se conoe como síndorme de abstinencia ·Genera conflictos con otras personas (Roban dinero para invertir en videojuegos, desatienden sus relaciones) y personales (se endudan, faltan al trabajo o incumplen sus estudios) por el tiempo que dedican a los videojuegos ·Aunque intenta controlarse y pasa algún tiempo sin jugar o jugando menos, tiende a recaer, incluso con mayor fuerza, en la implicación con los videojuegos. Un negocio multimillonario: escenario de la adicción a los videojuegos... El mercado de los videojuegos viene en auge desde hace al menos dos décadas. Estas realidades virtuales sostienen un negocio millonario, de los más prósperos del mercado mundial. La industria que los produce, sólo en España, genera cifras superiores a los 800 millones de euros por año. En 2014, casi el 100 por ciento de los entornos lúdicos virtuales se vendían para videoconsolas, es decir, para dispositivos que niños y niñas y adolescentes, pero también adultos, usan de forma portátil e individual. Pero a diferencia de otras conductas, el debate sobre si los videojuegos pueden ser el medio de una adicción se encuentra aún abierto entre investigadores. Hay estudios que demuestran que el incremento de dopamina en el cerebro (el neurotransmisor relacionado con la excitación y el bienestar) se elevan de forma considerable mientras las personas estudiadas jugaban. De forma similar a cuando se consume una droga. Mientras que otras investigaciones se preguntan si el exceso de horas de juego alcanzan para calificar una conducta como adictiva. De hecho, quienes admiten la posibilidad de desarrollar una adicción a los videojuegos, señalan que de todas las personas jugadoras representan un mínimo el que manifiestan una adicción. La adicción a los videojuegos; de tipo comportamental: Con todo, la adicción a los videojuegos estaría comprendida entre las de tipo comportamental. Es decir, aquellas que no involucran una sustancia tóxica para conseguir la gratificación, el efecto o la recompensa. Importa asimismo destacar la palabra “medio” para calificar a los videojuegos en el marco de la adicción. Puesto que en esta patología la sustancia o el hábito empleados por la persona que la sufre no son el fin último del acto compulsivo, sino la forma de llegar a obtener la recompensa. Esta es: la evasión, la sensación efímera de bienestar, el efecto tranquilizante frente a una realidad que nos abruma. Hace casi 30 años, cuando los entornos lúdicos virtuales ni se asomaban al atractivo gráfico y de sofisticación de la actualiza, algunos autores ya proponían mecanimos adictivos. Así, describían cuatro motivos de adicción a los videjuegos: ?Los efectos de jugar reportan imaginación y fantasía a quien lo hace y puede que si estas personas se exceden vean mermadas ambas cualidades. ?Los efectos excitantes o activadores, por un lado, o tranquilizantes y de evasión, por otro, promueve que las personas con predisposición a la adicción los usen en exceso. ?Los videojuegos permiten desarrollar y expresar a las personalidades dependientes o adictivas ?Quienes juegan en exceso lo hacen para llenar el aburrimiento y encontrar una gratificación en frente al vacío de sus vidas. La Oganización Mundial de la Salud ya ha incluido el trastorno por uso abusivo de estos entornos lúdico entre su lista de enfermedades. Según indica la OMS, esta patología se caracteriza por “un patrón de comportamiento de juego persistente o recurrente, que puede ser en línea o fuera de línea, manifestado por un control deficiente sobre el juego, aumentando la prioridad otorgada al juego sobre otros intereses de la vida y actividades diarias, y la continuación o escalada del juego a pesar de ocurrencia de consecuencias negativas”. ¿Alcanza esto para hablar de adicción a los videojuegos? La semejanza entre tragaperras y videojuegos: Otros estudios advierten de la semejanza entre las máquinas tragaperras, muy acudidas entre las personas ludópatas, y los videojuegos. De hecho, se habla de que la industria de este tipo de juego de azar ya está imitando entornos y características físicas y de funcionamiento de las videoconsolas, por su poder atractivo. ¿Será un indicador para hablar de la capacidad de éstas para generar adicción a los videojuegos? Por otra parte, la mayoría de estos entornos virtuales pueden participarse online de forma grupal entre personas que se encuentren en diferentes lugares. Esto aumenta la seducción que sienten los más jóvenes al salir de clase para continuar relacionándose. Pero el componente que más preocupa a los y las especialistas que hablan de adicción a los videojuegos consiste en la posibilidad de invertir dinero en el mismo juego. Cada vez más entornos lúdicos facilitan esta funcionalidad por medio de tarjeta de crédito para conseguir determinados complementos o equipamientos virtuales. Ya escuchamos casos de padres y madres que se alarman al enterarse que sus hijos les han robado las tarjetas para comprar complementos virtuales para sus personajes o avatares. Señales, efectos y terapia para la adicción a los videojuegos: ¿Qué señales podrían estar desvelándo una posible o incipiente adicción a videojuegos? ?ponerse delante de una consola y dedicar largas e inacabables sesiones ?estar más de 3 horas delante de una pantalla ?no dormir por jugar; dejar a un lado otras actividades lúdicas ?no estudiar bajando así el rendimiento escolar y/o laboral…Desde la psicología se advierte de que el uso excesivo de las videoconsolas promueve: ?El "pasotismo", la comodidad, y el aislamiento social. Así, de ser un encuentro de diversión puede transformarse en el eje de vida de una persona. Esto ocurre cuando jugar representa lo más importante. Entonces, como vimos al principio del artículo, nos encontramos frente a una adicción a los videojuegos. En definitiva, se trata de estar alerta y analizar qué ocurre en la vida de la persona que la conducen a aferrarse a una conducta adictiva. Por inofensivo que parezca sentarse frente a una pantalla con un mando en la mano y una videoconsola de por medio, este hábito puede formar parte de una actitud adictiva si detrás existen los factores psicológicos, fisiológicos y ambientales que la facilitan. Y es que, la adicción a los videojuegos se sostiene sobre los mismos mecanismo que otras adicciones como beber alcohol o comprar de forma compulsiva. Lo que está claro es que los videojuegos substituyen la realidad real por una virtual, cada vez más creíble en cuanto a diseño de contenidos. El planeta virtual lleno de sensaciones excitantes (entusiasmo, tensión, concentración, necesidad de competir…) una necesidad escapista o un vacío. En algunos casos, es tan fuerte esta necesidad que el resultado puede ser “capturar la voluntad” (consciencia pre-hipnótica) del jugador o jugadora.El momento de juego, caracterizado por la excitación por pasar de un nivel a otro, se sostiene sobre la producción de dopamina y endorfina en el cerebro. Si la persona posee una predisposición genética, hereditaria y ambiental a desarrollar actitudes compulsivas (lo cual no es general) puede terminar manifestando una adicción a los videojuegos. Ya existen centros de desintoxicación para personas que desarrollan una actitud tóxica hacia las videoconsolas. En Adictalia recibimos consultas de personas que necesitan ingresar a sus familiares para aislarlas y desintoxicarlas del medio de su adicción. Además de emprender un tratamiento terapéutico que les ayude a desvelar el motivo de la compulsión y a encontrar bienestar y plenitud sin esa dependencia. Estas terapias también se realizan de forma ambulatoria en muchos casos en que el ingreso no es necesario.Si bien esta conducta se asocia a menores de edad, lo cierto es que cada existen más jugadores y jugadoras de entre 20 y 35 años. Al fin y al cabo, se trata de un medio, un elemento, por medio del cual, como otros, las personas manifiestan su impulsos adictivos. Y esto no entiende de edades.