15 de noviembre del 2023
https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/alcohol
El alcohol, sustancia psicoactiva con propiedades causantes de dependencia, se ha utilizado ampliamente en muchas culturas durante siglos. El uso nocivo del alcohol causa una alta carga de morbilidad y tiene importantes consecuencias sociales y económicas. Su consumo nocivo también puede perjudicar a otras personas, por ejemplo a familiares, amigos, compañeros de trabajo y desconocidos. El consumo de alcohol es un factor causal en más de 200 enfermedades, traumatismos y otros trastornos de la salud. Está asociado con el riesgo de desarrollar problemas de salud tales como trastornos mentales y comportamentales, incluido el alcoholismo e importantes enfermedades no transmisibles tales como la cirrosis hepática, algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares. Una proporción importante de la carga de morbilidad atribuible al consumo de alcohol consiste en traumatismos intencionales o no intencionales, en particular los debidos a accidentes de tránsito, violencia y suicidios. Las lesiones mortales relacionadas con el alcohol suelen ocurrir en grupos de edad relativamente más jóvenes. Se ha establecido una relación causal entre el consumo nocivo de alcohol y la incidencia y el desenlace de enfermedades infecciosas como la tuberculosis y el VIH/Sida. El consumo de alcohol durante el embarazo puede provocar síndrome alcohólico fetal y complicaciones prenatales. Factores que influyen en el consumo de alcohol y daños relacionados con esta sustancia. Se han encontrado una serie de factores que influyen en los niveles y patrones de consumo de alcohol y en la magnitud de los problemas relacionados con esta sustancia en la población a nivel individual y social. Entre los factores sociales figura el nivel de desarrollo económico, la cultura, las normas sociales, la disponibilidad de alcohol y la aplicación de políticas sobre el alcohol y de medidas para velar por su cumplimiento. Los efectos adversos para la salud y los daños que producen determinados niveles y pautas de consumo de alcohol son mayores en las sociedades más pobres. Entre los factores individuales figuran la edad, el sexo, las circunstancias familiares y el estatus socioeconómico. Si bien no existe un único factor de riesgo dominante, cuantos más factores vulnerables converjan en una persona más probable será que desarrolle problemas relacionados con el alcohol como consecuencia de su consumo. Las personas más pobres sufren mayores daños sociales y de salud por el consumo de alcohol que las personas más ricas. El efecto del consumo de alcohol en los resultados de salud crónicos y agudos está determinado en gran medida por el volumen total del alcohol consumido y la pauta de consumo; son especialmente dañinas las pautas asociadas con episodios de consumo excesivo de alcohol. El modo de beber alcohol tiene un papel importante en la aparición de daños relacionados con esta sustancia, en particular cuando se produce una intoxicación. El consumo de alcohol puede tener repercusiones no solo sobre la incidencia de enfermedades, traumatismos y otros trastornos de salud, sino también en el desenlace de estos y su evolución a lo largo del tiempo. En lo que respecta a la mortalidad y la morbilidad, así como a los niveles y hábitos de consumo de alcohol, existen diferencias entre los sexos. El porcentaje de defunciones atribuibles al consumo de alcohol entre los hombres asciende al 7,7% de todas las defunciones, comparado con el 2,6% entre las mujeres. En 2016, el consumo total de alcohol per cápita en todo el mundo fue, en promedio, de 19,4 litros de alcohol puro entre los hombres y de 7 litros entre las mujeres. Reducir la carga del consumo nocivo del alcohol. Los problemas de salud, de seguridad y socioeconómicos atribuibles al alcohol pueden reducirse si los gobiernos formulan y aplican políticas apropiadas. Se alienta a los encargados de la formulación de políticas a adoptar medidas sobre estrategias que han demostrado ser eficaces y costoeficaces. Entre ellas: regular la comercialización de las bebidas alcohólicas (en particular, la venta a los menores de edad); regular y restringir la disponibilidad de bebidas alcohólicas; promulgar normas apropiadas sobre la conducción de vehículos en estado de ebriedad; reducir la demanda mediante mecanismos tributarios y de fijación de precios; sensibilizar a las personas y a la sociedad en general sobre los problemas sanitarios y sociales causados por el uso nocivo del alcohol; garantizar el apoyo a políticas eficaces en materia de alcohol; proporcionar tratamiento accesible y asequible a las personas que padecen trastornos por abuso del alcohol, y poner en práctica programas de tamizaje e intervenciones breves en servicios de salud para disminuir el consumo peligroso y nocivo de bebidas alcohólicas. Respuesta de la OMS. La OMS pone el acento en la elaboración, comprobación y evaluación de intervenciones costoeficaces contra el consumo nocivo de alcohol, así como en la generación, recopilación y divulgación de información científica acerca del consumo y la dependencia de esta sustancia con las consecuencias sanitarias y sociales del caso. La Estrategia Mundial para Reducir el Uso Nocivo del Alcohol, acordada por los Estados Miembros de la OMS en 2010, representa el consenso internacional de que la reducción del uso nocivo de esta sustancia y de la carga sanitaria y social asociada es una prioridad de salud pública. La estrategia proporciona orientaciones para la adopción de medidas en todos los niveles, incluidas diez esferas en las que se recomienda que se adopten políticas e intervenciones con miras a la toma de medidas nacionales encaminadas a reducir el uso nocivo del alcohol y los principales componentes de la acción mundial para apoyar y complementar las actividades en los países. La actualización de los datos científicos sobre la costoeficacia de las opciones de políticas e intervenciones emprendidas en el contexto del Plan de Acción Mundial para la Prevención y el Control de las Enfermedades No Transmisibles 2013-2030 dio lugar a un nuevo conjunto de medidas recomendadas que permiten y abordan la reducción del uso nocivo del alcohol. Entre las medidas más costoeficaces, también llamadas «mejores inversiones», figuran el aumento de los impuestos sobre las bebidas alcohólicas, la promulgación y aplicación de prohibiciones o restricciones integrales de la exposición a la publicidad del alcohol en múltiples tipos de medios de comunicación, y la promulgación y aplicación de restricciones sobre la disponibilidad del alcohol al por menor. Con la creciente concienciación sobre el impacto del consumo de alcohol en la salud mundial y el aumento de los marcos internacionales de acción, ha aumentado considerablemente la demanda de información mundial sobre el consumo de alcohol y los daños atribuibles a este y relacionados con él, así como las respuestas políticas conexas. La OMS ha establecido el Sistema Mundial de Información sobre el Alcohol y la Salud (GISAH) para presentar de manera dinámica datos sobre la intensidad y los patrones del consumo de alcohol, las consecuencias sanitarias y sociales atribuibles al alcohol y las respuestas normativas a todos los niveles. Lograr una reducción del uso nocivo del alcohol de acuerdo con las metas incluidas en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el marco mundial OMS de vigilancia de las enfermedades no transmisibles requiere una acción concertada de los países, una gobernanza mundial eficaz y una participación adecuada de todas las partes interesadas pertinentes. Trabajando juntos de manera efectiva podemos reducir las consecuencias sanitarias y sociales negativas del alcohol.