14 de noviembre del 2023
https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0026-17422014000200
Dada la gran ignorancia en temas de salud mental y adicciones, su manejo en el país representa un rezago importante y una lastimera realidad. De una visión dialéctica de la actual terapéutica de las adicciones en el país, se desprenden por un lado, los impresionantes y útiles avances de las neurociencias de los últimos años. Por el otro, los impactantes conceptos de: “Dios ha muerto”, de Nietzsche, y “Dios no existe”, de Sartre, guían el camino al humanismo, ese, que algunas personas ignoran y otras detestan aún sin comprender. La presencia del oscurantismo en nuestra sociedad mantiene vigencia perenne, en especial relacionado con aquellos estados crónicos, inveterados o agravados, que movidos por la desesperación lleva a las personas a buscar soluciones inmediatas para casos irremediables, fórmulas mágicas que intentan eliminar las limitaciones propias de la existencia y las que imponen ciertas patologías, como la adictiva, que escapa a menudo a nuestra voluntad educativa y terapéutica. Pero “dejar en manos de Dios” el tratamiento específico de un problema de salud, en la ambigüedad de “ayúdate que Yo te ayudaré”…, es tomar un riesgo ingenuo y un acto temerario. Además, dicho con todo respeto, nadie puede demostrar que por haber “endosado a Dios”. La mezcla de psicopatología, ignorancia, magia, esoterismo, etc., contrapone las acciones para la salud mental… Toda vez que el sujeto no asume responsabilidad por lo que le pasa, ni como factor partícipe del problema, ni como responsable de su gestión terapéutica. Ello descontextualiza los conceptos médico-psicológicos necesarios para su atención, al interpretarlos de manera diversa. Para formular su mejor abordaje posible, las adicciones como problema psiquiátrico requieren de contextualizarse en el marco del humanismo y la ética donde se hallan inmersas. Desde esta óptica, “los seres humanos tienen el derecho y la responsabilidad de dar sentido y forma a sus propias vidas”. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito en su reunión del 27 de julio pasado, instó a los paises participantes a procurar dar tratamiento a la drogadicción en vez de castigo. “La drogodependencia, es un trastorno de la salud, los usuarios de drogas necesitan un trato humano y eficaz”. Con esta sentencia dio inicio a la décimo octava Conferencia Internacional de SIDA en Viena, Austria. Se pretende la construcción de una sociedad más humana a través de una ética basada en otros valores naturales y humanos en el espíritu de la razón y la libre investigación a través de las capacidades humanas, como la ciencia. De modo que la dignidad y la autonomía del individuo y el derecho de todo ser humano a la mayor libertad posible se compatibiliza con los derechos de los demás. Bajo esta consideración, se pretende “el uso de la ciencia” en forma creativa y no destructiva, lo cual requiere de una adecuada regulación. Asimismo, en el humanismo se espera que “la libertad personal se combine con la responsabilidad social, por lo que éste se compromete” con una educación libre de adoctrinamiento. De igual forma, “reconoce los valores de la creatividad artística y la imaginación”, así como el poder transformador del arte para la realización personal. Por último, debe señalarse que el humanismo es un estilo de vida susceptible de alcanzarse y mantenerse por todos y en cualquier parte”. La profesión médica y psicológica se basan en la ética y como miembro de esta profesión, el personal de salud debe reconocer la responsabilidad con los pacientes en primer lugar, así como con la sociedad, con otros profesionales del ramo, y consigo mismo. Debe proporcionar atención competente, con compasión y respeto de la dignidad humana y los derechos de cada persona. Debe respetar los estándares de profesionalismo, ser honesto en todas las interacciones profesionales, y tratar de eliminar las deficiencias de los informes y demás documentación deficiente en carácter o competencia, así como “no participar” en fraudes o engaños. Debe respetar la ley y reconocer también la responsabilidad de buscar cambios en los requisitos que son contrarios a los mejores intereses del paciente. Debe respetar los derechos de pacientes, colegas y otros profesionales de la salud, y salvaguardar la confianza del paciente y su intimidad dentro de las limitaciones de ley. Debe estudiar, aplicar y promover los conocimientos científicos, mantener un compromiso con la educación médica, facilitar la información pertinente a los pacientes, colegas y público, obtener la consulta y recurrir al talento de otros profesionales de la salud cuando esté indicado.