10 de octubre del 2023
https://nida.nih.gov/es/publicaciones/serie-de-reportes/la-marihuana/la-marihuan
se han aprobado o se están estudiando otros medicamentos elaborados a base de marihuana. El nabiximol (Sativex®), un atomizador bucal disponible actualmente en el Reino Unido, Canadá y varios países europeos para el tratamiento de la espasticidad y el dolor neuropático que pueden acompañar la esclerosis múltiple, combina el THC con otra sustancia química de la marihuana denominada cannabidiol (CBD).
CBD no tiene las propiedades gratificantes del THC, e informes anecdóticos indican que puede ser prometedor para el tratamiento de trastornos convulsivos, entre otros. En Estados Unidos se está probando un medicamento líquido a base de CBD llamado Epidiolex para el tratamiento de dos formas graves de epilepsia infantil: el síndrome de Dravet y el síndrome de Lennox-Gastaut.
En general, los investigadores consideran que los medicamentos como estos, que usan sustancias químicas purificadas derivadas de la planta de marihuana o basadas en ella, son más prometedores desde el punto de vista terapéutico que el uso de la planta de marihuana entera o sus extractos crudos. La elaboración de fármacos con sustancias derivadas de plantas como la marihuana ofrece numerosos retos. Estos derivados pueden contener cientos de sustancias químicas activas y desconocidas y puede resultar difícil elaborar un producto con dosis correctas y uniformes de esas sustancias. El uso de la marihuana como medicamento también representa otros problemas, como por ejemplo los efectos perjudiciales de fumar y el deterioro cognitivo que induce el THC. No obstante, cada vez son más los estados que han legalizado la dispensación de marihuana o sus extractos a personas que padecen de diversos trastornos de salud.
Otra inquietud relacionada con la “marihuana medicinal” es que se sabe poco del efecto a largo plazo que su consumo puede tener en las personas que son más vulnerables a causa de su salud o su edad, como los adultos mayores o los pacientes de cáncer, sida, enfermedades cardiovasculares, esclerosis múltiple u otros trastornos neurodegenerativos. Será necesario continuar investigando para determinar si las personas cuya salud se ve afectada por una enfermedad o su tratamiento (como la quimioterapia) corren un mayor riesgo de sufrir efectos adversos por el consumo de marihuana.
Un nuevo estudio destaca la necesidad de continuar investigando el efecto que las leyes que regulan la marihuana medicinal tienen sobre las muertes por sobredosis de opioides, y advierte que no se debe establecer una relación causal entre ellas. Investigaciones previas han sugerido que puede existir una relación entre la disponibilidad de la marihuana medicinal y la mortalidad por sobredosis de analgésicos opioides. En particular, un estudio financiado por el NIDA que se publicó en el 2014 concluyó que entre 1999 y 2010 los estados que tienen leyes que regulan el cannabis medicinal tuvieron un menor índice de aumento de muertes por sobredosis de analgésicos opioides en comparación con los estados que no tienen dichas leyes.79
Un análisis del 2019, también financiado por el NIDA, volvió a examinar esta conexión con datos hasta el 2017. En coincidencia con los resultados anteriores, este equipo de investigación determinó que los índices de mortalidad por sobredosis de opioides entre 1999 y 2010 en los estados que permiten el uso de marihuana medicinal fueron un 21% inferior a lo previsto. Cuando el análisis se extendió hasta el 2017, sin embargo, concluyeron que la tendencia se revirtió de modo tal que el índice de muerte por sobredosis en los estados que tienen leyes que regulan el uso del cannabis medicinal fue un 22.7% más alto que lo previsto.80 Los investigadores no descubrieron datos que confirmen que las leyes más flexibles sobre el consumo de cannabis (las que permiten el consumo recreativo) o las más restrictivas (las que solo permiten el uso de marihuana con baja concentración de tetrahidrocannabinol) se relacionaran con cambios en los índices de mortalidad por sobredosis de opioides.
Por lo tanto, estos datos no respaldan la interpretación de que el acceso al cannabis reduce las sobredosis de opioides. De hecho, los autores observan que ningún estudio ofrece datos de una relación causal entre el acceso a la marihuana y las muertes por sobredosis de opioides. En cambio, sugieren que la relación probablemente se deba a factores que los investigadores no midieron, y advierten que no se deben sacar conclusiones individuales a partir de datos ecológicos (de población). Se deben continuar investigando los posibles beneficios médicos del cannabis o los cannabinoides.