27 de julio del 2023
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-21252016000300016
La inactividad física está relacionada con diferentes trastornos que son causa de morbilidad y mortalidad, fundamentalmente en los países desarrollados. La relación entre el nivel de actividad física y el riesgo de desarrollar una enfermedad coronaria ha sido uno de los aspectos más estudiados, a lo que se suma el hecho de que el sedentarismo se asocia al desarrollo de uno de los problemas de salud más importantes de la sociedad moderna, la obesidad (Ob).1-3 Esta, a su vez, constituye la base para el desarrollo de varias comorbilidades de interés sanitario como la diabetes mellitus tipo 2 (DM2), la dislipidemia (DLP) y el síndrome metabólico (SM),2,4,5 entre otras situaciones capaces de romper el frágil equilibrio del binomio salud-enfermedad.
Algunas investigaciones aportan información sobre el impacto del sedentarismo sobre la salud del ser humano. Basta decir que es la causa principal de aproximadamente el 25 % del cáncer de colon y mama; 27 % de los casos de DM2, 30 % de los pacientes con enfermedad coronaria y se sitúa como la cuarta causa de mortalidad mundial.6
No caben dudas de que la actividad física (AF) tiene beneficios fisiológicos, psicológicos y sociales, y puede contribuir a la prevención y al control de muchas enfermedades. Uno de los principales motivos para iniciarse en la práctica de ejercicio físico (EF) es mantener la salud y obtener una buena forma física, aunque para realizar una práctica deportiva segura, saludable y efectiva es recomendable un examen de salud previo.3,7 En esto radica la importancia de desarrollar políticas públicas y estrategias efectivas encaminadas a la promoción de la AF y a la prevención de los estilos de vida sedentarios, lo cual debe constituir una prioridad8 de la sociedad.
Sin embargo, el exceso de EF se puede convertir en un problema que afecta la vida de las personas y su orientación debe ser parte de la formación humana, especialmente de los profesores de educación física y profesionales vinculados al área de la salud, pues se señala que la adherencia a la práctica de actividades relacionadas con el entrenamiento y ejercicio, podría ser un precipitante hacia la vigorexia9 (Vg), la cual constituye un trastorno mental por insatisfacción de la imagen corporal debido a la subestimación de la forma y el tamaño de cuerpo, como consecuencia de la distorsión en la imagen del cuerpo experimentada por los afectados.10
En el desarrollo de la Vg pueden influir los modelos estéticos instaurados por la publicidad y los medios de comunicación, los cuales han provocado una serie de consecuencias, entre las que se destacan el interés excesivo por la realización de AF; recordar que la utilización estereotipada y objetada de la imagen atrae la atención e interés de los sujetos, dando pie a la concepción de los primeros indicios de Vg.11,12
No es de extrañar que el origen del culto al cuerpo se manifieste más en el hombre; la fuerza, el vigor y el desarrollo muscular parecen valores que se han vinculado siempre culturalmente al género masculino y aunque las sociedades hayan evolucionado y conseguido una mayor igualdad de género, este estereotipo masculino tiene vigencia en nuestros días.12,13
Valdés y cols.11 -citando a Baile, 2005; Fanjul, 2007; 2008; 2010; 2011; Rodríguez, 2007- señala que la creciente preocupación por la apariencia física en la comunidad, unido a la creencia de los beneficios que reportan tener un "cuerpo perfecto", es lo que provoca nuevas necesidades dirigidas a la consecución de determinados ideales estéticos, que responden más a criterios mercantilistas que de salud y bienestar.
En ese contexto se describe a la Vg como una condición que se presenta mayoritariamente entre jóvenes que acuden a la realización de ejercicios y dietas para alcanzar un cuerpo musculoso, sin tener en cuenta que ello puede afectar la salud en diversos aspectos,11,13 incluso puede llegar a constituir un problema de salud que se hace cada día más frecuente en nuestro medio. Los médicos y las enfermeras de la Atención primaria de salud (APS) deben estar alertas y conocer al menos los rudimentos más generales de este fenómeno y así facilitar la prevención y manejo más adecuado de esta situación.
Este trabajo tiene como objetivo describir algunos aspectos de interés sobre la vigorexia, en particular, concepto, frecuencia, cuestiones que inciden en su desarrollo, influencia de los modelos publicitarios, cuadro clínico, consecuencias, uso de anabólicos y otras sustancias, la orientación terapéutica que debemos facilitar a estas personas, entre otros aspectos de interés comprendidos en el tema.
El comportamiento de una persona con Vg es provocado por un modelo multicausal (multifactorial); es decir, un compendio de varios factores, tanto individuales como sociales, que convergen y se fusionan hasta desencadenar y favorecer el desarrollo de esta enfermedad. En ocasiones predominarán los aspectos psicológicos y personales (tendencia genética), mientras que en otros tendrán más peso las cuestiones sociales y estéticas.13-15 De base, existe una distorsión de la imagen corporal influida por el descontento corporal de otras personas, lo que se debe al grado de interiorización del ideal de belleza, que se asocia a baja autoestima y a un esquema perfeccionista. Se suman afectos negativos y la presión de los medios de comunicación, lo que crea una ansiedad físico social, que ocurre cuando un individuo espera o prevé que los demás lo están evaluando negativamente por su apariencia física.14,15
Vivimos en un mundo mediatizado y supeditado a la imagen. Las transformaciones económicas y sociales, y los cambios en la mentalidad de los países occidentales han provocado una auténtica mutación social que apuesta por el materialismo y el individualismo, propios de la sociedad de consumo. El hedonismo se ha ido instalando progresivamente como actitud vital; la libertad, el disfrutar, el sentir más y hacerlo más rápido, se han consolidado como valores del siglo XXI. Hay un deseo muy fuerte del placer y del presente, y de vivirlo con el cuerpo, con lo tangible, con lo material.16
En los varones, el estereotipo culturalmente establecido y transmitido por los medios de comunicación de masas, ejerce una mayor presión social hacia un EF que propicie una imagen de fuerza y potencia, mientras que los modelos femeninos reflejarían más una AF dirigida a la consecución de una imagen corporal que mezcla un cuerpo delgado (ectomórfico), definido y fibrado (mesomórfico).17 Esto fue confirmado en un estudio realizado por Fanjul,18 donde se evaluó la consideración del modelo "fitness" como el predominante en la publicidad y donde el estereotipo mediático masculino es un referente para los encuestados que influye significativamente en su autopercepción y valoración somática, lo que repercute negativamente en su autoestima y alimenta la obsesión por obtener una mayor definición muscular.
Algunas consecuencias relacionadas con padecer Vg
Como consecuencias de la Vg se han observado numerosos problemas orgánicos y lesiones que pueden aparecer cuando la AF es excesiva, entre las que se señalan:26
En una investigación en la cual se evaluaron diversos criterios de personas que acuden asiduamente a un gimnasio, la mayor parte de los encuestados consideró que el aspecto físico de una persona influye muy significativamente en la autoestima que esta tenga, así como en el éxito a todos los niveles (personal, social, laboral) y en la aceptación social. En un 70 % de los casos encuestados, la distorsión entre su realidad corporal y el ideal somático estaba muy acentuada, lo que viene a corroborar que el principal motivo que puede originar y desarrollar la Vg está presente en la mayor parte de los usuarios que acuden asiduamente al gimnasio.18
Estos criterios explican por qué los vigoréxicos se someten a regímenes especiales de dieta, entrenamiento y uso de sustancias que potencialmente pueden dañar su salud, aunque es necesario señalar que en ocasiones no existe un profundo conocimiento -sobre todo en los adolescentes y sus familias- del daño potencial al cual están sometidos con la práctica desmedida de AF.
La vigoréxia puede constituir una psicopatología de importancia en el contexto de la atención que prestan los médicos y enfermeras de la familia en nuestras áreas de salud. Ellos deben conocer al menos los rudimentos más generales de este fenómeno para facilitar la prevención y manejo más adecuado de esta situación de salud.