09 de diciembre del 2022
IntraMed
Se ha denominado síndrome de alimentación nocturna y consiste en despertarnos por la noche con inquietud y ansiedad por ir a comer. Cuando esto ocurre, nos dirigimos a la nevera o a la despensa y sólo nos calmamos una vez que hemos comido. Generalmente son carbohidratos los alimentos que elegimos para esta ingesta nocturna.
Si bien no supone un desarreglo tan importante como otros trastornos de alimentación como en la anorexia o bulimia, esto conlleva a un problema para quien lo sufre porque suele acabar provocando sobrepeso y obesidad.
A diferencia de la bulimia, no hay en el caso de las personas que se levantan a comer por la noche un comportamiento purgativo, es decir, no hay vómitos ni ejercicio intenso para perder el peso obtenido tras esta ingesta nocturna.
Las causas del síndrome de alimentación nocturna no están claras. Algunas investigaciones recientes apuntan a cuestiones genéticas, pero en otros casos parece ser que comer por la noche está relacionado con situaciones de estrés, o con conflictos emocionales no resueltos.
No sólo comer por la noche acaba produciendo obesidad, sino que en la mayoría de los casos, las personas que los sufren presentan cuadros de insomnio con sueño de baja calidad.
Además del cansancio que podemos acarrear durante el día siguiente se da la paradoja de que una de las consecuencias de la falta de sueño es que el apetito se abre y tenemos más sensación de hambre por lo que comemos más y entramos así en un círculo vicioso.
El tratamiento del síndrome de alimentación nocturna debe contemplar un abordaje integral. No sólo debemos examinar el estilo de vida, el patrón de sueño y de alimentación, sino emociones y conflictos que puedan subyacer a este problema.