08 de diciembre del 2022
Psicología y Mente
Es en la adolescencia, entre los 11 y los 17, cuando el niño atraviesa ese periodo de transformación que le llevará a convertirse en una persona adulta, es cuando suele surgir esta problemática. Sin embargo, es evidente que no todos los adolescentes se comportan igual, y mientras unos deciden tomar más riesgos, experimentar y pensar menos en las consecuencias, otros optan por ser más cautos y no transgredir las reglas, evitando, por lo tanto, el consumo de alcohol.
Una de las posibles causas, repetida habitualmente, es simplemente por sentirse integrados en su grupo de iguales. Por lo tanto, si en su grupo han decidido probar la cerveza o las copas como una forma de diversión, hay una alta probabilidad de que el adolescente también lo haga, pues busca la aprobación, el sentirse parte de un grupo y además se siente respaldado por el resto, al ser una actividad compartida.
Por supuesto, entran en juego muchos otros factores, algunos tan primarios como la propia personalidad de la persona, que le hará más o menos proclive a la impulsividad, a la asunción de riesgos, etc. También a la combinación entre los diferentes factores de protección y factores de riesgo que rodean al niño, y aquí entra de lleno su propia familia.
Pero no solo se trata de las conductas observadas en el círculo de amistades. Para poder responder a por qué los jóvenes beben alcohol también es especialmente relevante la visión que el adolescente tiene del alcohol respecto a los comportamientos que ha observado en su propia familia durante su infancia. Si, siendo niño, ha estado habituado a ver como sus propios padres, tíos, abuelos, incluso hasta primos tomar alcohol en las comidas, en los eventos familiares, e incluso ha llegado a verles en estado de embriaguez, le dará un carácter de normalidad y será más sencillo que decida probarlo.
Lógicamente, no se trata solo de la mera observación, también es importante las enseñanzas que haya recibido en casa al respecto, puesto que los padres han podido consumir alcohol esporádicamente en su presencia, ya sea en eventos familiares o con amistades, pero a su vez hacerle ver al niño que se trata de un producto que únicamente deben tomar los adultos, siempre con moderación, y dejar claras las posibles consecuencias de su consumo.
En los últimos tiempos, más que nunca, se ha estado trabajando para lograr un cambio de tendencia que, ya hemos visto, es posible y está ocurriendo.
Las medidas más básicas, por supuesto, pasan por dificultar en la medida de lo posible el acceso de los menores al alcohol, y para ello existe una fuerte legislación que prohíbe la venta de cualquier bebida alcohólica a cualquier persona que no haya cumplido la mayoría de edad, que los establecimientos se toman muy en serio, pues de lo contrario se enfrentan a sanciones muy severas.