15 de noviembre del 2022
Psicología y mente
La ludopatía o juego patológico no es un tipo de vicio, o expresión de debilidad mental, se trata de un trastorno psicológico que afecta diversos aspectos de la vida personal como el familiar, laboral, social y económico, de quien lo padece, se ve afectada su capacidad de autocontrol y le resulta difícil decir ‘no’, y es incapaz de aplazar el impulso o deseo por jugar.
Al inicio de la enfermedad, el jugador padece de un impulso incontrolado y una “necesidad” de jugar irrefrenable, casi ningún ludópata reconoce que ha perdido el control (negación). En ese camino, observamos una primera “fase de ganancias”, en la cual el jugador gana dinero o premio ya sea de forma inesperada o también buscada.
En la “fase de pérdidas”,es donde se insiste en la práctica del juego como un intento de recuperar todo lo perdido. Para despues llegar de forma gradual a la práctica del juego en soledad, acompañado de mentiras y pérdidas cuantiosas de dinero o bienes materiales.
La “fase de desesperación”, es donde se pueden observan cambios drásticos en la conducta del jugador, tales como consumo de alcohol, deterioro grave de las relaciones, búsqueda desesperada o delictiva de dinero, y complicaciones legales que son la antesala a intentos de suicidio consumados, e inesperados.
Aquí te dejamos algunos puestos clave para reconocer a un ludopata:
El jugador compulsivo generalmente se irrita fácilmente y expresa su agresividad de forma verbal o física. Comúnmente refleja mal humor y no controla sus impulsos, es grosero.
El perder o ganar se vuelve una preocupación para el ludópata, en este se produce una intranquilidad anímica, afectando notablemente al estado de ánimo, desfavoreciendo la concentración en cosas importantes como el trabajo, la familia, proyectos, salud, etc. y robándole una gran energía mental produciendo una carga emocional y consecuentemente llevando a la persona a la depresión.
Como consecuencia de la enfermedad, el ludópata mentirá en su afán de que no se descubra la cantidad de dinero que utiliza en sus apuestas o juegos de azar, convirtiendo las mentiras en un hábito con riesgo de desarrollar un trastorno de la personalidad.
No rinde cuentas a nadie. El ludópata saciará su adicción a escondidas, resultándole de una u otra forma emocionante y parte del juego. El jugar sin que nadie de su familia lo sepa es su oportunidad de saborear su adicción, durante varias horas, hasta perderlo todo.
Para el ludópata resulta una buena idea conseguir dinero a un familiar o conocido con el fin de gastarlo en el juego, mirando de esta forma su propio interés sin medir las consecuencias, desestimando la posibilidad de que algo salga mal (pierda) y su obligación de pagar la deuda adquirida.
El ludópata pasa la mator parte del día pensando en el dinero que ganó y que perdió producto de su vicio, quitándole la tranquilidad y atención, excluyendo la información que le rodea.