24 de noviembre del 2021
Dra. Vanesa Fernández López
La adicción al trabajo (también denominada con el término anglosajón workaholics o trabajólicos) se caracteriza por una necesidad excesiva e incontrolable de trabajar de forma constante. Este comportamiento puede interferir en nuestra salud física y emocional, así como en nuestras relaciones sociales.
Las personas con adicción al trabajo suelen trabajar “sin obligación” explícita ni implícita fuera de horas, dedicando un tiempo excesivo a su labor profesional y sintiéndose mal si no lo hacen. Este hecho hace que muestren desinterés por otras facetas de su vida como hobbies o relaciones personales.
Una vez más no nos encontramos ante una sola causa explicativa del problema sino a una combinación de las siguientes:
La adicción al trabajo genera consecuencias negativas en la vida familiar, ya que conduce al aislamiento, al divorcio y a la destrucción de la convivencia familiar.
También pueden desarrollar problemas de salud como enfermedades cardiovasculares, gástricas, hipertensión, musculares y ansiedad.
Además, los adictos al trabajo, pueden consumir sustancias tóxicas para aumentar el rendimiento laboral y superar el cansancio y la necesidad de dormir, lo que complica todavía más la situación.
En psicoterapia se utilizan varios métodos y técnicas para ayudar al paciente a desarrollar unos hábitos más sanos en su manera de relacionarse con su trabajo, modificando la actitud con la que se acerca al mundo laboral.
Uno de los focos de la intervención psicológica consiste en permitirle poner en duda su sistema de creencias arraigadas que están reforzando y manteniendo la adicción al trabajo. Normalmente tienen que ver con sus ideas acerca de la meritocracia, su concepción de lo que significa ser un buen trabajador, etc. Esto se consigue a través de un proceso conocido como reestructuración cognitiva.
Por otro lado, también se le proponen al paciente actividades con las que puede ir modificando sus hábitos. En primer lugar se le ayuda a detectar pensamientos desadaptativos (es decir, que solo le perjudican y le llevan al auto-sabotaje). En segundo lugar se le proponen retos y ejercicios a aplicar en su día a día y que le ayudarán a no sentirse mal por trabajar menos y de manera más organizada. Esto pasa por acostumbrarse a seguir un horario razonable, realizar ejercicios de relajación, aprender a gestionar bien los descansos, ser capaz de detectar situaciones que facilitan el caer en la adicción al trabajo, etc.
En cualquier caso, unas cuantas sesiones de psicoterapia a lo largo de varias semanas pueden conseguir que un «workaholic» vuelva a disfrutar de su tiempo libre y de su vida social y con la familia.