29 de septiembre del 2021
ABC
Neurocientíficos de la Universidad de Ginebra (Suiza), han revelado un mecanismo cerebral específico de la cocaína, que tiene la particularidad de desencadenar un aumento masivo de serotonina además del aumento de dopamina común a todas las drogas.
De hecho, la serotonina actúa como un freno intrínseco a la sobreexcitación del sistema de recompensa provocada por la dopamina, el neurotransmisor que causa la adicción. Estos resultados se publican en la revista « Science».
La adicción se define como la búsqueda compulsiva de una sustancia a pesar de las consecuencias negativas, mientras que la dependencia se caracteriza como la aparición de un síntoma de abstinencia, cuyos efectos físicos varían mucho de una sustancia a otra, cuando el consumo se detiene abruptamente. Por lo tanto, la dependencia nos afecta a todos, mientras que la adicción solo a una minoría de usuarios, incluso después de una exposición prolongada.
Por ejemplo, se estima que el 20% de los consumidores de cocaína y el 30% de los consumidores de opiáceos son adictos.
Para evaluar cómo surge la adicción a la cocaína en el cerebro, el equipo de Christian Lüscher desarrolló una serie de experimentos.
La dependencia nos afecta a todos, mientras que la adicción solo a una minoría de usuarios, incluso después de una exposición prolongadaEl 20% de los consumidores de cocaína y el 30% de los consumidores de opiáceos son adictos
Los científicos primero enseñaron a un gran grupo de ratones a autoadministrarse cocaína de forma voluntaria, y luego se la restringieron de forma que cada vez que se autoadministraban cocaína, recibían un estímulo ligeramente desagradable (descarga eléctrica o chorro de aire).
Así se conformaron dos grupos: el 80% de los ratones detuvo su consumo, mientras que el 20% continuó, a pesar de lo desagradable. «Este comportamiento compulsivo es precisamente lo que define la adicción, que afecta al 20% de los individuos, tanto en ratones como en humanos», enfatiza Vincent Pascoli, coautor de este estudio.
El experimento se repitió con ratones en los que la cocaína ya no estaba ligada al transportador de serotonina, de modo que solo aumentaba la dopamina cuando se tomaba la sustancia. Eso hizo que el 60% de los animales desarrolló una adicción.
La cocaína, por tanto, tiene una especie de freno natural que es eficaz cuatro de cada cinco veces
Lo mismo se encontró en otros animales con un protocolo de estimulación del sistema de recompensa que no afectaba a la serotonina. «Si se administra serotonina a este último grupo, la tasa de adicción cae al 20% -explica Christian Lüscher- .La cocaína, por tanto, tiene una especie de freno natural que es eficaz cuatro de cada cinco veces».
Cuando se consume cocaína, dos fuerzas actúan en el cerebro actúan: la dopamina, por un lado, cuyo aumento repentino conduce a la compulsión, y la serotonina, por el otro, que actúa como freno de la compulsión. Por tanto, la adicción se produce cuando se crea un desequilibrio entre estos dos neurorreguladores y la dopamina supera a la serotonina.
Aparte del aumento de la dopamina, cada sustancia tiene su propia especificidad y efecto en el cerebro. Si el efecto adictivo de la cocaína se reduce naturalmente por la serotonina, ¿qué pasa con otras drogas?
Los neurocientíficos analizarán ahora los opiáceos, que son más adictivos que la cocaína, y la ketamina, que es mucho menos. El objetivo es comprender en detalle cómo reacciona el cerebro a estos fármacos y por qué algunas personas son mucho más vulnerables a sus efectos nocivos que otras.