04 de septiembre del 2021
Ana Hernandez
Sobre todo, porque en algunos casos, se ha dado una interpretación errónea a la igualdad de género. Donde las mujeres desarrollan rutinas como consumir alcohol, dormir poco y fumar, que afectan directamente la parte física y psicológica, de una forma progresiva.
De ahí, que, en la actualidad, el consumo de drogas y psicofármacos por parte de las mujeres lleve a generar enfermedades neurológicas, como la esquizofrenia, la bipolaridad o la demencia. Pero también, constituyan un alto impacto para la actividad cardiaca, la tensión arterial y el sistema cerebrovascular.
En realidad, las adicciones femeninas se han visibilizado y tratado en forma menos frecuente que las de los hombres. Sin embargo, hoy en día, los jóvenes de ambos sexos tienen tendencia a ser adictos a la tecnología, a las bebidas gaseosas y a los azucares. Adicionando el alcohol, el tabaco y las sustancias psicoactivas.
De esta misma forma, vemos que las mujeres adultas, esconden sus problemas, angustias y conflictos en el alcohol, los psicofármacos, el cigarrillo y el juego en línea. Asimismo, la compulsión por las compras y los trastornos obsesivos compulsivos, son considerados como alteraciones psicológicas más recurrentes entre las féminas.
Así, encontramos que las adicciones femeninas son un problema de carácter global que lleva a una dependencia psicológica y fisiológica. Donde la estructura cerebral se ve afectada, trayendo consigo incapacidades cognitivas y pérdida de control de las emociones a corto plazo.
Y aunque, en muchos casos la depresión, la angustia y los cambios de temperamento, se atribuye a los efectos de las hormonas, pueden manifestarse por adicciones escondidas. A la vez, que surgen otros indicadores como decaimiento, perdida de interés, aislamiento y trastornos de sueño que pueden asociarse.
Las causas de las adiciones femeninas y las repercusiones en la salud mental son multifactoriales. Ya que, la discriminación, la inequidad, la violencia, las familias disfuncionales y la agresión sexual, son elementos de alto impacto personal. Además, la falta de oportunidad, las múltiples responsabilidades, el estrés, la multiparidad y las precarias condiciones de vida, también pueden hacer su parte.
Por lo tanto, se debe reconocer que las adicciones femeninas hacen presencia en nuestro tiempo y constituyen un problema de salud, que atañe a toda la sociedad. De tal forma, que las familias y las instituciones de salud, enfoquen la mirada en las necesidades de la mujer y los riesgos a los cuales se enfrentan cada día
Es aquí, donde los programas asistenciales, las ofertas de empleo incluyente, la educación alternativa, las charlas de formación y los grupos de apoyo, son piezas claves para identificar cualquier tipo de problema relacionado con la mujer y su grupo familiar. Sobre todo, porque el maltrato, la inequidad y la falta de acceso a los servicios, ya deberían ser historias del pasado.