20 de julio del 2021
Alor Ruiz
La cocaína usualmente se vende en la calle en forma de un polvo blanco, fino y cristalino que se conoce como: “coca”, “nieve”, “dama blanca” o “talco”. Los traficantes generalmente mezclan la cocaína con otras sustancias inertes, tales como maicena, talco o azúcar.
Los efectos de la cocaína se presentan casi inmediatamente después de una sola dosis y desaparecen en cuestión de minutos o dentro de una hora. Los efectos fisiológicos a corto plazo del consumo incluyen: contracción de vasos sanguíneos, dilatación de las pupilas, aumentos en la temperatura corporal, aumento de la frecuencia cardiaca y presión arterial.
Los consumidores se sienten eufóricos, energéticos y mentalmente alertas (mayores sensaciones visuales, auditivas y del tacto). También les puede disminuir temporalmente el apetito y la necesidad de dormir. Algunos sienten que les ayuda a realizar más rápido algunas tareas simples, tanto físicas como intelectuales. Igualmente puede llevar a un comportamiento extravagante, errático y violento en las primeras dosis.
La cocaína hace que los vasos sanguíneos se estrechen, restringiendo el flujo de la sangre. Esto ocasiona serios problemas porque hace que el corazón trabaje más fuerte para bombear sangre al cuerpo y cuando el corazón trabaja más duro, se aceleran los latidos conocidos como el ritmo cardiaco.
El corazón puede trabajar tan fuerte que temporalmente pierde su ritmo natural, esto puede ser muy peligroso porque hace que se detenga el flujo de sangre por el cuerpo, las complicaciones más frecuentes tiene que ver con infartos al corazón.
Existen efectos neurológicos que incluyen fuertes dolores de cabeza, ataques cerebrovasculares, convulsiones y hasta el coma. Hay complicaciones gastrointestinales, desde dolor abdominal y náuseas hasta causar gangrena grave en los intestinos porque reduce el flujo sanguíneo.
Puede causar episodios de psicosis paranoica, en donde el consumidor pierde el sentido de la realidad y sufre de alucinaciones auditivas.
Otros daños por la inhalación de la droga, incluyen pérdida del olfato, hemorragias nasales, problemas al tragar y perforación del tabique nasal y el paladar. El uso crónico causa pérdida del apetito haciendo que muchos consumidores tengan una pérdida significativa de peso y sufran de malnutrición.
Las personas que se inyectan tienen marcas de pinchazos y trayectos venenosos conocidos como “tracks”, usualmente en los antebrazos. Usuarios intravenosos pueden experimentar reacciones alérgicas, por la droga o alguno de los aditivos que se agregan en la calle, en los casos más severos, estas reacciones pueden provocar la muerte.
Al compartir jeringas tienen mayor riesgo de contraer enfermedades infecciosas, como síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), además de hepatitis viral. A los dos años de haber iniciado el uso de drogas inyectables, casi el 50 por ciento de los consumidores ha sido expuesto al VIH; en los que se han inyectado por más de dos años, las tasas de infección son de hasta 98%.
Las muertes ocasionadas por la cocaína suelen ser el resultado de un paro cardiaco o de convulsiones seguidas por un paro respiratorio.
Las señales de alerta que muestran los consumidores de cocaína tienen que ver con disminución del apetito y sueño, dilatación pupilar, confusión mental y paranoia (sentir que son vigilados o perseguidos), aplanamiento emocional y retraimiento social, cambios de conducta repentinos y agitación.
Cuando los consumidores están en abstinencia (no se han drogado) presentan apatía, cansancio, anhedonia (incapacidad para experimentar placer), humor depresivo y ansiedad por el consumo.
El tratamiento de adicción a cocaína debe ser profesional y deben evaluarse aspectos neurobiológicos, sociales y médicos del consumo.[i]
[i] Neurociencia del consumo y dependencia de sustancias psicoactivas, Organización Mundial de la Salud.
Washington, D.C: OPS, 2005.
Cocaína. Serie de Reportes de Investigación. Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos. Institutos Nacionales de la Salud, 2010
La cocaína. DrugFacts. Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas; Institutos Nacionales de la Salud; Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos. 2018
Explorando la Mente, La respuesta del cerebro a los estimulantes. Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas. Institutos Nacionales de la Salud. Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EE.UU. 2006