22 de marzo del 2021
Natalia Di Tommaso
Con motivo del pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, desde el Centro de Día de la Fundación AEPA nos gustaría reflexionar sobre una realidad poco visible a la que se enfrentan muchas mujeres cuando en sus vidas aparecen problemas relacionados con las adicciones.
Cuando hablamos de adicciones, estas pueden ser de dos tipos: adicciones con sustancias, legales o ilegales (tabaco, alcohol, cannabis, cocaína, hipnosedantes, etc.) y adicciones comportamentales (abuso de internet y redes sociales, adicción a las compras, al sexo, al juego patológico o al trabajo). Según el informe ESTUDES (2018-2019) las mujeres presentan mayor consumo de drogas legales, sobre todo alcohol, tabaco e hipnosedantes (única sustancia con mayor consumo en mujeres que en hombres), mientras que los hombres tienden a consumir más sustancias ilegales.
Como vemos, el género es un factor que condiciona el uso y abuso de determinadas sustancias o patrones de comportamiento. La presión social, las expectativas sociales y los mandatos de género del pasado siguen formando parte de nuestra realidad más cercana, pues el consumo de sustancias sigue estando más penalizado y sancionado socialmente para la mujer que para el hombre. Existiendo así una doble vulnerabilidad, por un lado la adicción como problema de salud, y por otro la estigmatización de la sociedad por no cumplir con la figura “ideal” de mujer.
Todo ello repercute en cuanto al proceso de intervención con la persona, pues muchas mujeres no acuden a los servicios/recursos destinados a las adicciones por vergüenza, por sentir que no es buena madre, compañera o profesional e incluso sienten que no merecen recibir ayuda.
El abuso de sustancias siempre conlleva riesgos sobre la salud. Por ello, tanto si eres mujer como hombre y consideras que tienes algún tipo de problema de adicción o alguna mujer de tu red social de apoyo lo tiene, no dudes en tu capacidad de comenzar un proceso de cambio, no dudes en la capacidad de tu madre, hermana, amiga o compañera para tomar las riendas y con ayuda profesional empezar un tratamiento multidisciplinar y personalizado.
Dejemos atrás los juicios, prestémonos más atención, protejámonos entre nosotras, cuidémonos, no estamos solas, y, sobre todo, como dice la GUÍA SALUD XIII, no intentemos ser las más fuertes ni las más perfectas.