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Creando estilos de vida sanos

EL ÉXTASIS NO ES UN RUMBA

Aunque Sergio no era ningún novato en el mundo de las drogas -había empezado a los 18 años a consumir y ya tenía 29-, esta le pareció diferente. Sintió algo que nunca antes, con ninguna droga, había experimentado. Fue como una bomba -dice Sergio-, impactante, increíble, intenso. La sensación fue como espacial, como estar flotando. Durante unos 15 minutos veía mis movimientos como si fueran en cámara lenta. Después, sin embargo, viene la depresión y la angustia. Una desmotivación total por vivir o sentir .

Las siguientes 10 o 15 veces, el efecto de euforia duró un poco más. Entre las dos y las cuatro horas después de haber consumido éxtasis sentía paz, amor, tranquilidad y calma. La hipersensibilidad en los sentidos hacía que viera las estrellas enormes y que percibiera los olores con gran intensidad, sin importar qué tan cerca o lejos estuvieran , dice Sergio.

Pero pronto el éxtasis perdió todos sus encantos. Es una droga lujuriosa, sensual, pero traicionera , asegura Sergio. Cuenta que luego de algunas dosis, perdió los efectos iniciales y ya la tomaba porque creía que la necesitaba para todo, hasta para hacer el amor.

Sergio, que está en período de rehabilitación hace cuatro meses, ya no cree en el éxtasis. La gente le pierde el respeto y el efecto va pasando -dice-. Entonces viene la necesidad de experimentar y empezar a mezclar con otras cosas como drogas más fuertes .

El éxtasis se empezó a producir hace 83 años en Europa y se popularizó en la década del 60. Sin embargo, entró a Colombia apenas hace cinco años.

Hasta ahora no hay ningún estudio que muestre su consumo a nivel nacional. Aunque le último Estudio Nacional de Sustancias Psicoactivas, dado a conocer esta semana, dice que cada día se consume más éxtasis, no ofrece cifras que lo comprueben.

Entre las pocas cifras concretas están las que arrojó una encuesta reciente de la Unidad Coordinadora de Prevención Integral (UCPI) del Distrito, aplicada en cuatro universidades de la capital. En ella el 10 por ciento de los 200 estudiantes entrevistados reconoció haber consumido éxtasis, mientras que otros 32 16 por ciento dijeron que querían probarlo.

El éxtasis también conocido como metilenodioximetanfetamina o MDMA aún no se produce en Colombia. Se importa, según el estudio de UCPI, de Europa (Alemania y Holanda) y Estados Unidos, y se distribuye, generalmente, a través de amigos y en las fiestas trance .

En una de las zonas de mayor movimiento nocturno en Colombia, la llamada Zona Rosa de Bogotá, el éxtasis hay que encargarlo con uno o dos días de anticipación en la calle y un par de muchachos lo distribuyen a los vendedores de drogas del lugar, según testimonio de uno de éstos.

Al comprarla, no hay forma alguna de distinguirla de una copia. A veces llegan supuestos casos de sobredosis con éxtasis, y cuando nos damos cuenta las personas han consumido basuco, cocaína, heroína o harina de trigo pensando que era MDMA , asegura Camilo Uribe, director de la Clínica de Toxicología Uribe Cualla.

Uno se guía por el precio. En las calles puede costar unos veinte mil pesos, mientras que los amigos la venden en 40 mil , dice Adriana*, una publicista de 28 años que probó la pastilla. Los cierto es que la droga que se vende en la calle puede ser aún más barata. Su precio baja hasta los diez mil pesos, dependiendo de la noche de la semana, la facilidad que haya para conseguirla y de dónde se compre.

El promedio de consumo entre esos universitarios, de acuerdo con María Elsa Pulido, directora de UCPI, son dos por noche de rumba. El consumo normal está entre los 10 y 50 miligramos, mientras que la sobredosis se presenta con 500 miligramos , afirma Pulido.

Los consumidores Adriana, la publicista, conoció el éxtasis hace unos seis meses. Una noche de viernes cuenta salí a una discoteca donde la gente brincaba con gafas oscuras y todos tenían botellas de agua en la mano. El muchacho con quien yo estaba me ofreció una pastilla y, como yo había consumido varias drogas antes, decidí probarla para saber cómo era.

El efecto fue tan increíble que me asusté. El sentido del tacto se me agudizó tanto que sentía las huellas digitales de quien me tocara. Sin embargo, la depresión al día siguiente fue horrible. Juré no volver a tomar eso .

Según María Elsa Pulido, quienes más consumen éxtasis en Bogotá son jóvenes de clase socioeconómica alta y con niveles de escolaridad elevados. En su gran mayoría se ingiere en ambientes restringidos o clandestinos, como fiestas privadas y los famosos after hours.

El estudio demostró que los consumidores tenían un conocimiento insuficiente, tergiversado y equívoco sobre la sustancia , dice Pulido. Les gusta tanto porque magnifica el efecto agradable y se ignora cualquier situación contraria, por eso muchos afirman que la droga no tiene efectos a mediano ni largo plazo y que es suave y controlable.

En nuestro país dice Pulido se consume por moda, porque todo lo que lleve la etiqueta in en el mundo, se adopta aquí .