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Creando estilos de vida sanos

Cuarentena con un adolescente

«Si no aguanto un fin de semana con vosotros, ¿cómo voy a sobrevivir hasta que termine este encierro?». Así de contundente puede ser un adolescente con sus padres en tiempos de coronavirus. Sin filtro.

Lejos de sus amigos, sin contacto con su pareja, agobiados por el futuro académico y encerrados con sus padres. El panorama al que se enfrentan los adolescentes durante la cuarentena por el estado de alarma ha hecho que muchos psicólogos habiliten canales on-line para ofrecer su ayuda ante síntomas como la pérdida de sueño, los pensamientos negativos o la ansiedad.

«Casi todos los padres con los que hablo durante estos días coinciden en que podría ser un momento ideal para conectar con los adolescentes pero estamos viendo que, en muchos casos, ocurre lo contrario. Escucho a familias que se quejan porque sus hijos se recluyen en la habitación y no salen en todo el día. Se está produciendo un confinamiento dentro del confinamiento», asegura la psicóloga Sheila Alcaraz. Desde su consulta, las llamadas para solicitar ayuda psicológica se han multiplicado durante estos días y, la mayoría, son adolescentes con ansiedad: «Se quejan porque se sienten incomprendidos y, sobre todo, porque están teniendo acceso a mucha información pero no tienen filtro y nos saben cómo manejarla».
 

La Organización Mundial de la Salud fija la adolescencia entre los 10 y los 19 años y la define como una de las etapas de transición más importantes en la vida del ser humano. Durante esta época se produce el desarrollo de la identidad, pero también constituye una etapa de riesgos considerables donde el contexto social puede tener una influencia determinante. Un contexto, el del encierro por la crisis sanitaria a causa del coronavirus, que no se ha vuelto precisamente favorable. En este sentido, Alcaraz asegura que una de las formas que tienen los adolescentes de mostrar su rebeldía es a través de la incomunicación con sus padres. «Encerrarse en su habitación y desinhibirse es una manera de sacar su ansiedad. Si su estado de ánimo se resiente también pueden llegar a tener conductas disruptivas y, aunque no es lo habitual, me han llegado casos de adolescentes que están saliendo de casa para juntarse con otros en sitios como azoteas o que desaparecen durante horas, sin dar señales de vida, con el peligro que eso conlleva para la salud».

LOS LÍMITES DE LA FLEXIBILIDAD

La psicóloga Sheila Alcaraz advierte: «No es el momento de las grandes normas, tenemos que pasar el confinamiento como podamos, pero sí hay dos pautas muy claras ante las que hay que mantenerse firme: el sueño y la alimentación». La prioridad de los adolescentes son sus amigos y las tecnologías les están ayudando a seguir conectados con ellos, sin embargo hay que evitar que esto trastoque sus hábitos de sueño. «Durante estos días se están agravando los casos de adolescentes que se acuestan a las tres o las cuatro de la mañana hablando con sus amigos o con juegos on-line. Al día siguiente se levantan mucho más tarde y comen a deshoras. Si esta situación se prolonga mucho tiempo, puede provocar insomnio y ese es uno de los principales motivos por los que el estado de ánimo se resiente, ya que puede derivar en ansiedad y terminar en depresión. Es normal que quieran mantenerse conectados, pero hay un límite ya que puede afectar a su salud».