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Creando estilos de vida sanos

La tragedia por la amapola, la flor de la violencia

Los ex presidentes de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, y de México, Manuel Ávila Camacho, eligieron la sierra que cruza los estados de Chihuahua, Durango y Sinaloa como el campo de cultivo.

Durante el conflicto bélico la producción ayudó a los pobladores e hizo olvidar el sufrimiento a los soldados heridos. Pero al terminar la guerra, la siembra y la cosecha continuaron. Las ganancias eran evidentes y la demanda mayor, eso lo entendieron las primeras generaciones de narcotraficantes en la zona.

Siete décadas después, lo que fue alivio para los soldados norteamericanos es dolor para madres, padres e hijos que han visto morir y desaparecer a un familiar, e incluso se han desplazado de sus comunidades por la violencia e inseguridad que mantienen los cárteles por la producción y trasiego del Oro Rojo que un sector de la población del vecino país del norte consume, principalmente en las calles de Chicago, Texas, Phoenix, Los Ángeles, El Paso, Denver y Oklahoma, a través de la heroína.
 

Nadie conoce con exactitud las ganancias millonarias del crimen organizado por la venta de la droga. Pero para los pobladores del Triángulo Dorado, una de las zonas del país donde se cultiva la amapola, los daños son evidentes e irreparables.

Dicha área está integrada por los municipios de Batopilas, Guadalupe y Calvo, Guazapares y Morelos, pertenecientes al estado de Chihuahua; Canelas, Tamazula y Topia, en Durango; así como Badiraguato, Sinaloa de Leyva, Cosalá, Culiacán y Choix, en Sinaloa.

Según los registros del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), entre el 1 de enero de 2011 y el 30 de septiembre de 2017, los ministerios públicos de las tres entidades iniciaron cuatro mil 993 averiguaciones previas o carpetas de investigación por el asesinato con arma punzo cortante, de fuego o de forma violenta en contra de menores, mujeres y hombres, sólo en esos 12 municipios.
 

Sobre el éxodo de cientos de familias, la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID 2014) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), menciona que 27 mil 114 personas cambiaron de residencia en Chihuahua, Durango y Sinaloa, por la inseguridad o violencia. Sin embargo, los datos no precisan los municipios en los que habitaban.

El 14 de septiembre, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió la Recomendación 39 /2017, en la que documenta el desplazamiento de dos mil 38 personas en Sinaloa. De ellas, mil 882 habitaban en 68 comunidades de los municipios de Badiraguato, Choix y Sinaloa de Leyva.
 

Durante las entrevistas de campo realizadas por la CNDH, los visitadores registraron pueblos fantasma en las comunidades de Ocuragüe, la Sierrita de los Germán y San José de los Hornos. “Estos mismos lugares quedaron casi deshabitados por el éxodo masivo de personas”.

El testimonio de uno de los habitantes describe el problema causado por el Oro Rojo: “las comunidades se disolvieron entre los que ejercen violencia, quienes son víctimas de ella y los que, por evitar serlo, se convirtieron en desplazados internos forzados”.

Pero los asesinatos y el éxodo en el Triángulo Dorado sólo son una parte de la estela de violencia que deja a su paso la siembra y cosecha de amapola. En el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED), los nombres, edades, sexo y localidad en la que fueron vistos por última vez mil 136 personas (mujeres y hombres) en el Triángulo Dorado, muestran un poco de la realidad que en los últimos años mujeres y hombres han vivido por la impunidad que grupos criminales han obtenido a través de la cooptación de autoridades municipales, estatales y federales.

Estaba preparando el desayuno como a las ocho de la mañana y llegó el helicóptero a El Limón, lo vi por la ventana de la cocina, había además otros cuatro helicópteros, llegaron tirando, salí de la casa para que vieran que era una mujer sola, eso me había dicho mi esposo que hiciera en caso de que llegaran así los helicópteros… mi esposo se regresó y nos fuimos con mi hija por el monte… tardamos cuatro días en llegar a Cosalá…” menciona uno de los testimonios incluidos en la Tesis: “Emigración y desplazamiento desde el Triángulo Dorado y su Relación con el Desempleo y la Violencia, 2000-2015”, escrita por Marcela Gurrola Rosas, para el Colegio de la Frontera Norte.