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Te hablamos de las adicciones
  • Consumo de alcohol y alcoholismo

08 de enero del 2020

AnĂ³nimo

En nuestra sociedad el abuso y la dependencia del alcohol son, de largo, los más frecuentes trastornos relacionados con el mal uso de sustancias potencialmente tóxicas. En el estado Español, aproximadamente tres millones y medio de personas consumen más del límite razonable de 80 gramos de alcohol al día. Extrapolando los datos económicos de estados Unidos (150 mil millones de dólares anuales), podríamos pensar en cifras aproximadas de 300.000 millones de pesetas, como costes sociales directos e indirectos generados por las enfermedades relacionadas con el alcohol. Tales gastos incluyen las horas de trabajo perdidas, los daños sociales, los gastos sanitarios generados por las múltiples complicaciones causadas por el alcohol, los subsidios derivados de tales enfermedades, etcétera.

El número de muertes debidas a la heroína, como ejemplo de droga inicua, no son sino una mínima cifra si la comparamos con las muertes debidas al alcohol, alrededor de 30.000 fallecimientos anuales sumando el suicidio, el cáncer, las enfermedades cardíacas, las hepáticas y los accidentes de circulación. Alrededor de la mitad de accidentes de tráfico se consideran debidos al alcohol, cifra que se incrementa si consideramos los sufridos en altas horas de la madrugada los fines de semana.

Son muchas las causas involucradas en los trastornos relativos con el alcohol. En cada caso individual unas pueden ser más importantes que otras. Las más importantes son:

Factores genéticos

Parece bastante seguro que algunos tipos de alcoholismo son debidos a una predisposición genética. Uno de los receptores (D2) del neurotransmisor cerebral dopamina existe en menor cantidad en personas con tendencia al alcoholismo y a conductas adictivas en general. El receptor D2 se relaciona con sensaciones de placer y gratificación. La tendencia a las adicciones químicas (drogas) y la tendencia a los comportamientos de compensación (ludopatía, compras compulsivas, adicción al sexo, etcétera) significarían una especie de resarcimiento. La cantidad de receptores D2 presentes en el cerebro depende de un gen concreto, una de cuyas formas determina pocos receptores D2 y mayor proclividad a los trastornos por habituación a sustancias, o a déficit de control de los impulsos (ludopatía por ejemplo).

La heredabilidad del alcoholismo queda refrendada por la tendencia a sufrirlo con mayor asiduidad en personas con familiares de primer grado alcohólicos. Dicha propensión es de tres a cuatro veces mayor que en la población general.

Hoy en día se sospecha de una personalidad adictiva, la cual se presentaría en personas con bajo nivel de receptores D2 para la dopamina, las cuales caerían fácilmente enganchadas en consumo de sustancias placenteras (alcohol, cocaína, nicotina…) o en conductas impulsivas (juego patológico, comer compulsivamente, compras innecesarias, etcétera.)

Factores sociales

Determinados ambientes favorecen más que otros el consumo de alcohol. En ciertas regiones, "salir de vinos" es la actividad social diaria más realizada. Lo mismo cabe decir de las "fiestas para adolescentes" en las que se favorece y premia el consumo de alcohol.

Factores educativos y familiares

Los hábitos de los padres influyen sobre los hijos. Si estos crecen en un ambiente donde el alcohol es celebrado como algo que se relaciona con la fiesta, el bienestar y la euforia, al tiempo que reduce el miedo y la ansiedad, el caldo de cultivo está preparado.

Sea por las causas que sea, el consumo excesivo de alcohol, bien por abuso aislado, bien por abuso crónico, daña el hígado, el sistema gastrointestinal, aumenta el colesterol y los triglicéridos, provoca debilidad muscular, aumenta la incidencia de cáncer en faringe, laringe, esófago, estómago, hígado, colon y pulmón. La intoxicación aguda provoca hipoglucemias con resultado de muerte.

El hígado humano tiene capacidad para eliminar entre 80 y 120 gramos de alcohol al día, en los varones, y unos 50 a 60 en mujeres. Un litro de vino de 11 grados, contiene 88 gramos de alcohol. El alcoholismo depende de la cantidad de alcohol ingerido al día (el límite alto sería de 120 gramos), pero también de que el consumo de alcohol produzca perturbaciones en el comportamiento, en la salud física y mental, en las relaciones interpersonales, en el adecuado funcionamiento social y económico.

Ante cualquier duda es pertinente la consulta al médico. Los trastornos relacionados con el alcohol se tratan, y muy bien por cierto, en los servicios hospitalarios de Alcohología, donde se combinan técnicas médicas con la psicoterapia familiar y la psicoterapia de grupo.