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Creando estilos de vida sanos

¡Por fin duermo!

"Mi vida cambió radicalmente. Me sentía otra, me sentía yo. Me despertaba descansada y enérgica, con ganas de hacer cosas, con vitalidad y cargada de ilusión y propósitos. Era más eficaz en mi trabajo y también en mi relación con los demás. Mi capacidad de concentración, atención y memoria aumentó con lo que me sentía mejor conmigo misma, más productiva y organizada. A la vez me sentía más calmada, más serena y con mayor equilibrio emocional. Se solucionaron mis problemas intestinales y me sentía más saludable", nos explica la autora del libro ¡Por fin duermo!

POR QUÉ NECESITAMOS DORMIR BIEN

"Tanto nuestro cuerpo como nuestra mente necesitan descansar bien por la noche para poder reparar todo aquello que "desgasta" durante el día. Una de las funciones principales del sueño es la reparación del ADN de nuestras células. Aunque son evidentes las consecuencias inmediatas por no dormir bien durante la noche, como pérdidas de memoria, apatía, irritabilidad, somnolencia, cansancio, ansiedad, peor toma de decisiones, alteración intestinal, entre otras, es sobretodo preocupante sus consecuencias a medio y largo plazo. Los estudios científicos demuestran que la privación de sueño prolongado altera la función inmunológica, predispone el cuerpo a la inflamación y aumenta la probabilidad de desarrollar ciertas patologías como la enfermedad de Alzheimer, trastornos ansioso-depresivos, diabetes, obesidad y patologías cardiovasculares (infartos e ictus) e incluso cáncer".

"Durante muchos años se ha visto el dormir como una pérdida de tiempo. Muchas personas con altos cargos en empresas o personas ilustres se vanagloriaban de la necesidad de dormir poco. Hoy se ha demostrado que el dormir poco afecta al rendimiento laboral y a las capacidades propias del liderazgo. Aquellos líderes que duermen y descansan mejor tienen una mayor puntuación como líder por sus equipos, mejoran en la creatividad, en la solución de problemas, en empatía, en generar perspectivas distintas, entre otros aspectos. Debemos darle la misma importancia, sino más, que la que damos al ejercicio, la nutrición o el equilibrio emocional."

 

"Yo he realizado cambios tanto en mi día como en mi noche: adaptar mis actividades a mi ritmo circadiano, incorporar ciertas rutinas diarias como el ejercicio y una adecuada alimentación, gestionar mejor mis emociones durante el día para que no llegue por la noche con muchas preocupaciones y con un nivel de ansiedad alto, preparar mi mente, mi cuerpo y mi entorno antes de ir a la cama, incorporar el hábito del agradecimiento y aprender ejercicios de parada de pensamientos, entre otros. Son muchos los hábitos que podemos modificar y cada uno tiene que saber cuál es aquel que puede ayudarle a él mismo".