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Creando estilos de vida sanos

El testimonio íntimo de una adicta al sexo que cambió su vida por su hijo

Hasta hace un año, Woodruff, de 30, se acostaba con varias personas por semana. Algunos de ellos, completamente extraños. "Nunca podría conseguir suficiente", explicó al tabloide The Sun, con motivo del lanzamiento de su libro "Diario de una adicta al sexo", basado en sus experiencias.

La mujer, oriunda de Sheffield, tuvo su primera relación íntima con apenas 12 años. "Era menor y sabía que estaba mal, pero simplemente sabía que era altamente sexual. Me gustaban los varones y las mujeres, y no podía esperar para comenzar a tener citas", recordó.

Sus impulsos se hacían más fuertes con el tiempo. Pasada la adolescencia, buscaba activamente tener nuevas parejas en sus salidas a discotecas, incluso asistiendo a fiestas sexuales para sentir un "alivio" a sus necesidades.

"Mi ex incluso me llevó a una gran fiesta en Liverpool donde me vio tener sexo con seis hombres al mismo tiempo", recordó.

Sin embargo, poco a poco se dio cuenta que ni siquiera lo disfrutaba. Pero no era capaz de manejar el impulso. Estaba dominada por su adicción.

"Dormía con varios hombres incluso cuando ni tenía ganas. No podía controlar el deseo. Supongo que quería la emoción de una conexión", indicó.

Nunca le costó encontrar nuevas parejas y, asegura, ni siquiera tenía que usar apps de citas como Tinder. En su mayoría, eran hombres que le enviaban mensajes por Instagram con algún elogio sobre sus fotos y una invitación para conocerse.

Tal situación acarreaba peligros. En dos ocasiones, dos sujetos "que tuvieron la impresión equivocada" comenzaron a acosarla, lo que la hizo sentir en peligro y comenzó a buscar ayuda.

"Estaba en un momento de desesperación vacía. En un minuto estaba divirtiéndome y luego estaba agobiada. Me asusté", señaló Laurie.

Fue en ese momento en que algo le hizo "click". Era el momento de cambiar de vida. Pero para tomar ese cambio de rumbo hubo un factor fundamental: Henry, su pequeño hijo.

"Nunca tenía suficiente, pero me di cuenta que esto podía afectarlo y busqué ayuda", aseguró.

La mujer detalló que ha tenido seis parejas estables en su vida, pero no duraron mucho porque ellos no toleraban la idea de una relación abierta. Con algunos de ellos, el trato fue abusivo y tormentoso. Pero con Ian, padre de Henry, llegó a acordar un vínculo de monogamia, aunque igual tuvieron discusiones por la adicción al sexo y terminaron separándose.

De todas formas, el cambio no llegó de un día para otro. "Tenía a mi hijo en frente pero yo estaba muy ocupada con mi obsesión por el sexo, escribiendo a hombres y dándoles prioridad por encima de él", lamentó.

Para tratar su problema, la autora afirmó que tomó un "examen" en la web de Sex and Love Addicts Anonymous (SLAA, organización de adictos al sexo) y, tras ver los resultados, se inscribió en un programa para superar la situación.

"Quedé impresionada al darme cuenta lo parecidos que todos éramos", afirmó sobre sus compañeros de la lucha contra la adicción. "Muchas mujeres tuvieron los mismos problemas de infancia que yo, familias disfuncionales, vínculos abusivos o abandonos", repasó. Por ello, afirmó, sentían la "vergonzosa urgencia de acudir al sexo una y otra vez". En ese sentido, también resaltó la diferencia que hay con respecto a los varones, quienes muchas veces son vistos como "leyendas" si tienen muchas parejas, mientras que las mujeres son acusadas y señaladas. "Fue un alivio conocer a otras personas que fueron juzgadas de la misma forma".

Ante tal respaldo, nació la idea de volcar sus experiencias en un libro para revelar no solo su mórbido pasado, sino también su lucha por cambiar su presente y futuro.

"Quiero que otras mujeres con mi adicción se den cuenta que no hay nada de qué avergonzarse. No deben vivir una vida secreta. Sí hay ayuda en el mundo", reflexionó.

Laurie aseguró a The Sun que no ha tenido relaciones en los últimos cuatro meses, el período más largo desde que inició su actividad sexual. Antes del tratamiento, su "récord" de abstinencia era de dos semanas.

"Antes no podía decirle 'no' al sexo. Pero ya no estoy en ese lugar de desesperación. Ahora medito y ya no estoy siempre en mi teléfono buscando un encuentro. Me enfoco en Henry", afirmó.

Aunque señala que el impulso permanece dentro de ella, la aceptación que tiene sobre sí misma ha cambiado su enfoque y dice tener la esperanza de encontrar una pareja estable y monógama.

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