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Creando estilos de vida sanos

“Eliminé el azúcar añadido de mi dieta y así ha cambiado mi salud”

“Además, no compro dulces comerciales ni ultraprocesados en general, cocino todo lo que puedo en casa, incluyendo el pan“. Miguel López, Ingeniero técnico en informática de gestión y autor en Applesfera también ha optado por una reducción paulatina, aunque más rápida: “He dejado de añadirme azúcar en el café, y he cambiado mis desayunos en los días laborables dejando la ingesta de azúcares añadidos y refinados solo para el fin de semana, a modo de “celebrar” los días de descanso. He reducido también la ingesta de dulces solo para ocasiones más puntuales”, nos comenta.

Para Liliana, no ha sido una proposición de cambio en sí, sino una cuestión de ir incorporando hábitos saludables de alimentación poco a poco. “Sin obsesionarme”, nos confirma. “Diría que ha ido paralelo a reducir las harinas refinadas y el consumo de carne”. Esto mismo le ocurre a Miguel: “También he aprovechado para ingerir más fruta, sustituir parte de la ingesta de carne por legumbres y dejar de cocinar con sal en la gran mayoría de platos donde no noto demasiada diferencia al hacerlo”.

“Sin obsesionarme. Diría que ha ido paralelo a reducir las harinas refinadas y el consumo de carne”

“No es una tarea fácil. Desde que somos niños recibimos altas dosis de productos azucarados, malacostumbrando a nuestro paladar y aumentando así nuestro umbral del dulzor“, nos cuenta Paula Castillo, estudiante de Medicina. “Tanto es así que, en mi caso, aún conservaba la costumbre de acompañar cada comida con un yogur azucarado, pudiendo llegar a tomar dos diarios”.

“Mi primer paso para reducir el azúcar fue sustituir el yogur azucarado por yogur natural”, continúa, “acompañándolo de fruta y endulzándolo yo misma en casa en menor cantidad. Poco a poco iba añadiendo menos azúcar hasta conseguir retirarlo por completo. Utilizar en su lugar canela o cacao en polvo desgrasado también puede ser de gran ayuda“. Para Paula, el café y las infusiones fueron más sencillas y eliminó de forma tajante el azúcar añadido. “Los primeros sorbos resultaban bastante desagradables, pero sorprendentemente, en cuestión de un par de semanas, dejé de sentir ese amargor y comencé a disfrutar del sabor”.

Cristian Rus, editor en Xataka, también ha optado por una estrategia más tajante: “El primer paso que di fue sacar de mi cocina cualquier endulzante. De este modo dejé de añadir azúcar a la comida. El siguiente paso fue comprar cada vez menos alimentos que incluyesen grandes cantidades de azúcar y poco a poco sustituirlos por alternativas sin. Este cambio era en realidad parte de un cambio mayor que quería hacer: dejar de comprar cualquier alimento que no fuese “gama I o II”. En otras palabras, comer solo alimentos no procesados”.