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Creando estilos de vida sanos

"Acabé durmiendo en un parque": el dramático testimonio de un joven al que el alcohol le destruyó la vida

Cada año mueren en el mundo 3,3 millones de personas por abuso de alcohol, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

James Howard, un británico en la treintena, creyó que podría formar parte de esa estadística después de más de 20 años de abuso continuado.

"Llegué a creer que podía morir de tanto tomar", le cuenta a la BBC.

Howard empezó a beber alcohol cuando era tan solo un adolescente, y los problemas no tardaron en llegar.

Con apenas 20 años tuvo que ser ingresado en el hospital por problemas de salud mental: le diagnosticaron con psicosis.

Según el Servicio Nacional de Salud de Reino Unidos (NHS, por su sigla en inglés), consumir grandes cantidades de alcohol puede desencadenar episodios de psicosis con alucinaciones, de la misma manera que lo hacen las drogas o algunos trastornos de la personalidad.

Pero eso no lo detuvo. Siguió tomando hasta ya entrado en la treintena.

"Acabé durmiendo en un parque durante cinco meses", confiesa.

"Fue el punto más bajo de dos décadas de alcoholismo. Me convertí en una persona sin hogar y sabía que tenía que hacer algo para cambiarlo o acabaría muriéndome".

Fue entonces, con 33 años, que decidió buscar ayuda.

Rehabilitación

En Inglaterra, el servicio de salud pública ofrece ayuda para las personas con alcoholismo pero no siempre es rápida y eficiente.

"Llevaba en la lista de espera un año y seguía tomando sin parar, hasta el punto de casi matarme. Finalmente conseguí una plaza en un centro de rehabilitación pero hubo momentos en los que pensé que no había ninguna esperanza de conseguir tratamiento".

A James lo acogieron en un Centro de Rehabilitación del Ejército de Salvación, financiado con fondos públicos.

Ahora lleva sobrio más de dos años y nunca ha tenido una recaída.

"Hace seis meses que volví a trabajar. Hago traducciones, algo para lo que me licencié en la Universidad, y estoy a punto de mudarme a un piso mejor".

James tiene claro que esa cama le salvó la vida.

"Sin ese lugar para mí en aquel centro, habría bebido hasta matarme. Mi hígado empezaba a sufrir de cirrosis así que ahora estaría muerto", cuenta para el programa de la BBC World at One.