Sobreviví a Alepo: la vida bajo los bombardeos
Me llamo Mariam Khaled y nací en Alepo. Cuando comenzó la guerra, tenía 14 años. Al principio no entendía qué estaba pasando. Escuchábamos disparos de vez en cuando, pero pensábamos que era algo temporal. Luego vinieron los bombardeos. Empezaron a caer bombas casi todos los días. Algunas noches no podíamos dormir. Otras veces, nos levantábamos con los gritos de los vecinos porque una bomba había destruido su edificio.
Mi escuela fue cerrada. Muchos de mis amigos se fueron del país. Algunos murieron. Recuerdo a Rami, que vivía en el edificio de al lado. Una bomba cayó mientras él bajaba con su madre al sótano. No sobrevivieron. Después de eso, dejé de salir. Vivíamos en la cocina, el único cuarto sin ventanas, porque era el lugar más seguro.
Tuvimos que quemar libros y muebles para calentarnos en invierno. Pasábamos días sin electricidad ni agua. Mi padre salía solo en la madrugada a buscar pan, porque de día era muy peligroso. Una vez no volvió. Supimos semanas después que había sido alcanzado por un francotirador.
Después de casi cinco años de vivir así, escapamos hacia Turquía con lo poco que quedaba. Cruzamos a pie, de noche, por la frontera. Lloré al ver el mar porque pensé que nunca lo volvería a ver.
Ahora vivo en un campo de refugiados. Estoy aprendiendo turco y sigo estudiando. Quiero ser doctora, para volver algún día a Siria y ayudar a los niños que, como yo, crecieron entre bombas y miedo