Perdà mi trabajo y mi familia por mi adicción a los videojuegos
John es un hombre británico que comenzó a desarrollar una fuerte adicción a los videojuegos en su juventud. Todo empezó de forma aparentemente inofensiva, jugando en sus ratos libres para relajarse y socializar en línea. Sin embargo, con el paso del tiempo, los videojuegos se convirtieron en el centro de su vida.
“Jugaba durante 16, 24 y hasta 48 horas seguidas. No comía bien, no dormía, y me olvidaba incluso de asearme. Solo me detenía para ir al baño o tomar algo de beber”, recuerda John. Para mantenerse despierto en sus maratones de juego, llegó incluso a consumir anfetaminas.
La adicción empezó a afectar todas las áreas de su vida. Perdió su trabajo por faltar repetidamente y no cumplir con sus responsabilidades. Su familia también se distanció. “Mi esposa me dejó. No podía soportar más verme atrapado frente a una pantalla mientras todo lo demás se desmoronaba”, cuenta.
A pesar de haber superado otras adicciones en el pasado, como al alcohol y las drogas, John confiesa que la adicción a los videojuegos ha sido la más difícil de enfrentar. “Era como una droga para mí. Siempre estaba buscando la siguiente partida, el siguiente reto, el siguiente logro en el juego. Sentía que, si dejaba de jugar, no tenía propósito ni motivación para nada más”.
Lo más difícil para él ha sido que mucha gente no entiende la gravedad del problema. “La gente piensa que es solo un hobby, que puedes apagar la consola y ya está. Pero para quienes somos adictos, no es tan simple. El juego llena un vacío, te da recompensas inmediatas que no encuentras en la vida real”.
Actualmente, John asiste a terapia y participa en grupos de apoyo para adictos a los videojuegos. Aunque su proceso de recuperación ha sido largo y con altibajos, está comprometido con reconstruir su vida. “Todavía tengo recaídas, pero ahora sé que necesito ayuda, y que no estoy solo. Hay muchas personas pasando por lo mismo”.