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Te hablamos de las adicciones
  • Expertos avalan las alternativas para reducir los daños del tabaco: "nos hemos atascado en los programas de prevención y cesación"

09 de octubre del 2023

Cada año, en torno a ocho millones de personas en todo el mundo pierden la vida por causas relacionadas con el tabaquismo. Con cifras como estas, no es de extrañar que el uso de tabaco y nicotina represente una cuestión central en materia de salud pública en todo el mundo; sin embargo, existe un debate abierto en torno a cuál es la mejor vía para abordar el problema.

Esta fue la tesis central de la sexta cumbre científica por la reducción de daños del tabaco, un evento celebrado en Atenas los pasados 25 y 26 de septiembre por la Asociación Internacional de Control del Tabaquismo y Reducción de Daños (SCOHRE, por sus siglas en inglés) en la que un grupo de expertos favorable a esta estrategia se reunió para debatir en torno a la evidencia científica que la avala y los retos que plantea en materia de políticas públicas. Entre estos profesionales se encontraba el español Fernando Fernández Bueno, cirujano oncológico del Hospital Gómez Ulla y portavoz de la Plataforma para la Reducción del Daño por Tabaquismo, que pidió a la OMS considerar enfoques como la reducción de riesgo "en base a los avances científicos en la lucha contra el tabaquismo".

Estas estrategias, aclara, se dirigen en conjunto a "que aquel fumador que no puede o no quiere dejar de fumar tenga a su disposición dispositivos que le ayuden a consumir nicotina de un modo mucho menos nocivo, al reducir o eliminar muchas de las sustancias tóxicas del humo del tabaco". Según Bueno, existen razones de peso científico para apostar por este camino: "La evidencia principal, respaldada por muchos estudios y revisada por el Ministerio de Sanidad, junto con el Royal College of Physicians de Reino Unido, entre otros, es la estimación sobre el perfil de toxicidad: el cigarrillo electrónico es un 95% menos perjudicial que el tabaco en términos de toxicidad".

"No debemos obviar que una política prohibicionista absoluta abriría el mercado negro del tabaco y otros productos, que no contarían con el control de los Ministerios correspondientes, con la posibilidad de contemplar un mayor daño en la población", añade. "La regulación debe existir, pero es más importante la educación de la población y la información veraz y fidedigna sustentada en la ciencia y la evidencia actual. Los médicos y resto de profesionales sanitarios implicados en el control del tabaco deben conocer las nuevas herramientas y saber cuál sería el nicho poblacional donde aplicarlas correctamente".

"La nicotina pura es significativamente menos dañina"

Como señalaba Bueno, las estrategias de reducción de daños se apoyan en buena medida en los perfiles de riesgo diferenciados de los distintos productos de tabaco y nicotina y en la medida en la que unos pueden sustituir a otros en las elecciones de los consumidores. "Si entendemos que el tabaco corresponde a un daño máximo (cáncer, enfermedades cardiovasculares y enfermedades respiratorias), los dispositivos de vapeo corresponderían a una reducción del daño del 95%, el tabaco calentado a un 70% y el snus a un 97%".

"La nicotina pura es significativamente menos dañina que quemar tabaco e inhalar todos los productos de la combustión, por lo que existen fuertes razones para alejarse de esa combustión. Quiero remarcar que la nicotina no está calificada por la International Agency for Research on Cancer como un producto cancerígeno", prosigue. "Por ejemplo, el café también sería muy dañino si se sometiera a un proceso de combustión como el que experimenta la nicotina".

"El riesgo del tabaco para la salud reside fundamentalmente en las aproximadamente 700 sustancias cancerígenas no nicotínicas y en las sustancias como el monóxido de carbono, que causan enfermedades cardiovasculares. Los efectos respiratorios del tabaco, como la EPOC, también se evitarían en gran medida si se pudiera evitar el proceso de combustión", apostilla.

"El snus ha jugado un papel fundamental en Suecia"

Bueno recuerda que ya existen varios países que han optado por planteamientos en esta dirección.  "En Nueva Zelanda se ha aprobado y pronto entrará en vigor la prohibición de comprar tabaco a aquellas personas nacidas a partir de 2008 mientras que, para lograr que muchas personas dejen de fumar, se mantiene la estrategia de reducción de daños promocionando los cigarrillos electrónicos para los fumadores adultos, con unas cifras también muy notorias de descenso en las tasas de tabaquismo desde entonces", narra. 

En Suecia", sigue, "el snus (tabaco comercializado en bolsa de consumo oral) ha jugado un papel importante en las bajas cifras de tabaquismo que soporta ese país. El snus es el producto para dejar de fumar que se usa con más frecuencia en los hombres suecos. De hecho, se ha descubierto que el uso del snus como ayuda para dejar de fumar es más eficaz que otras herramientas, incluidas la terapia de sustitución de nicotina (parches, chicles, etcétera) y los fármacos como vareniclina (actualmente prohibida) y la citisina. Esto ha dado como resultado, según datos de la Organización Mundial de la Salud, que los hombres suecos presenten la tasa más baja del mundo de muertes y enfermedades atribuibles al tabaquismo. Y este es un dato revelador, porque los hombres suecos consumen tanto tabaco como los hombres de cualquier país de la Unión Europea, pero muy pocos, apenas el 5%, fuman".

"Japón, sin ninguna medida por parte de su Ministerio de Sanidad, está virando al tabaco calentado. Son sus propios ciudadanos los que han elegido seguir estrategias de reducción del daño", agrega. "Ninguno de estos caminos ha sido sencillo. Pero políticas de salud públicas serias, basadas en evidencia científica, son las responsables en estos países de la caída de cifras de tabaquismo. Es necesario que en nuestro país, profesionales de la salud implicados y valientes lideren políticas similares en materia de tabaquismo".

"En España falta información fidedigna"

"En España", comenta este experto, "la opinión pública está falta de información fidedigna. Hay quienes no entienden bien las políticas sobre tabaquismo de nuestro Ministerio de Sanidad por la falta de datos que muestran en sus informes y quienes directamente nos preguntan sobre los datos de los países que sí aplican las medidas de reducción del daño. Por supuesto que no tenemos todavía estudios epidemiológicos a largo plazo para demostrar que los cigarrillos electrónicos son menos dañinos, pero sí que sabemos que contienen menos sustancias tóxicas que el cigarrillo normal y también que la exposición a estos tóxicos de los usuarios es mucho menor. Por eso, entre otras cosas, la FDA de los Estados Unidos también les dio la aprobación para su comercialización".

Esto, defiende, no exime a estos productos de estar sometidos a una regulación de acuerdo con los principales riesgos que plantean para la salud pública, uno de los cuales es el atractivo que pueden tener para los adolescentes y jóvenes. "Indudablemente debemos proteger a nuestros niños y adolescentes", dice. "Las herramientas de reducción del daño están reguladas como producto propio dentro de la Directiva Europea de Productos del Tabaco y como tal se presenta ante el consumidor. Igual que las regulaciones sobre el tabaco o el alcohol. Por lo tanto habría que incidir en medidas legislativas y punitivas para que los no fumadores, especialmente los jóvenes, les resulte muy difícil su acceso y consumo, castigando severamente a aquellos comercios que vendan ilegalmente estos productos a menores de 18 años"

Y concluye: "Nuestra propuesta legislativa incluye el impulso a programas públicos de lucha contra el tabaquismo que integren políticas y herramientas de reducción del daño; la facilitación desde las autoridades sanitarias de información pública objetiva y científicamente validada sobre las diferencias entre los cigarrillos de combustión y los productos de riesgo reducido; el lanzamiento de nuevas campañas de sensibilización públicas especialmente dirigidas a jóvenes sobre las consecuencias del tabaquismo haciendo uso de los nuevos canales de comunicación social; la ampliación de la legislación vigente sobre los espacios libres de humo con el objetivo de proteger a los menores; y el empaquetado genérico, aumento de impuestos al tabaco y reducción de los impuestos a las nuevas herramientas de reducción del daño, promoviendo el 'switch to vape' a los fumadores, tal y como lo han hecho Islandia, UK, Suecia o Nueva Zelanda".