15 de junio del 2017
En los últimos años se ha abierto un debate con respecto a la conceptualización y el abordaje de las adicciones. Por un lado, se encuentran los profesionales que, tras años de trabajo en este campo, tienen una visión integral y atribuyen los problemas de drogas a un conjunto de factores biológicos, psicológicos y sociales. Y, por otro lado, en los últimos años ha cobrado fuerza un enfoque reduccionista que considera la adicción como una enfermedad cerebral crónica y con recaídas.
A consecuencia de este debate, la Red por un Enfoque Integral en las Conductas Adictivas (REICA), de la que forma parte el Consejo General de la Psicología (COP), se ha pronunciado al respecto, reclamando al Gobierno una atención integral desde el enfoque biopsicosocial para los problemas de adicciones en nuestro país.
Ante una problemática tan compleja, Infocop ha querido dedicar esta sección de En Portada a repasar las bases científicas sobre las que se sustenta el abordaje de las adicciones, así como a los intereses y consecuencias que se derivan de cada uno de los modelos de intervención.
El modelo biopsicosocial surge en la década de los 70, en contraposición al pensamiento lineal causa-efecto del modelo biomédico, asumiendo como causa un conjunto de elementos que interactúan entre sí, y estableciendo una relación de interdependencia entre las partes. Fue el médico George Engel quien propuso este modelo, condenando el reduccionismo al que se veían expuestos problemas complejos como los trastornos mentales.
En esencia, el modelo biopsicosocial plantea que los factores biológicos, psicológicos y sociales, juegan un papel importante en el desarrollo de enfermedades, trastornos o problemas psicológicos, en este caso las adicciones. De esta forma, los seres humanos son conceptualizados como sistemas complejos, lo que implica que las adicciones son causadas por múltiples factores y no por un factor único. Este modelo afirma que son los factores genético/biológicos, psicológicos y socioculturales, los que contribuyen al consumo de sustancias y todos ellos deben ser tenidos en cuenta para la prevención y el tratamiento de las mismas.
En concreto, el componente biológico busca causas de la adicción derivadas del funcionamiento del organismo, como por ejemplo la genética o la estructura cerebral; el componente psicológico estudia causas como la falta de auto-control, la confusión emocional o los pensamientos negativos, entre otras; y el aspecto social investiga cómo los diferentes factores sociales, como por ejemplo el nivel socioeconómico, la cultura, la pobreza, la tecnología o la religión, pueden influir en las conductas adictivas (ver el esquema de la siguiente figura: Representación gráfica del tipo de variables implicadas en el modelo biopsicosocial, tomada del documento elaborado por la Comisión Nacional de Formación Asociación Proyecto Hombre, 2015).
Nota: artículo original publicado en http://www.infocop.es/