03 de marzo del 2016
Este miércoles, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), un órgano adscrito a Naciones Unidas, dio a conocer su informe correspondiente al año 2015 sobre el estado actual de la fiscalización de drogas en el mundo. Su principal hallazgo coincide con lo que ha venido advirtiendo también el Ministerio de Justicia colombiano: las nuevas sustancias psicoactivas –o drogas sintéticas– representan una amenaza en crecimiento a nivel mundial.
Según el informe, en octubre de 2015 se registraron 602 nuevas sustancias, lo que representa un aumento del 55 % con respecto al año anterior. Por esto se puso en marcha el Sistema de Comunicación de Incidentes del Proyecto Ion, que permite una comunicación en tiempo real entre los gobiernos para informarse sobre incidentes relacionados con este tipo de drogas.
Las nuevas sustancias psicoactivas no fueron las únicas señales de alarma. Tal como venía ocurriendo, la JIFE identificó que en cuanto a estupefacientes ilícitos, el Caribe, América Central y del Sur consumen cada vez más. Igual que en el informe anterior, en estas regiones el consumo de cannabis y cocaína fue superior al promedio mundial: 5,9 % de cannabis y 1,2 % de cocaína versus 3,9 % y 0,4 %, respectivamente.
Son varios los factores que según la JIFE influyen en este aumento. En los países de Centroamérica y el Caribe, los vínculos entre carteles de la droga y organizaciones delictivas que operan en la región contribuyen no solo a la agudización de la violencia, sino a un mayor consumo, pues es frecuente que los grupos traficantes paguen con drogas a sus integrantes. En cuanto al consumo de cocaína en Suramérica, la JIFE lo ubica principalmente en Brasil.
Y es que dice el informe que “según estimaciones relativas a 2014, solamente un 30% de la cocaína incautada en el Brasil estaba destinado a mercados extranjeros”. Es decir, que de lo incautado, la mayor parte era para comercializar en un mercado de más de 200 millones de personas que viven en ese país.
Por otra parte, la cocaína que allí se consume se estaría sembrando, como ha sido tradicional, en Perú, Bolivia y Colombia. A diferencia de los primeros dos países, donde los cultivos de hoja de coca disminuyeron, en Colombia aumentaron en un 44 %, como ya lo había dicho la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) en su informe de 2015, lo que sitúa al país como el primer productor de hoja de coca a nivel global.
El documento sostiene que entre los factores que pueden estar contribuyendo a la expansión del cultivo en Colombia, estarían los beneficios esperados para los cultivadores de coca en el contexto de las negociaciones con las Farc y el alza del precio de la hoja de coca en regiones estratégicas, como Meta y Guaviare. Allí, los precios habrían aumentado hasta en un 42%.
El informe tocó además otro punto siempre espinoso: el uso del cannabis con fines recreativos. A pesar de ser enfática en que los tratados de fiscalización internacional no exigen una “guerra contra las drogas”, la JIFE dejó claro que el uso del cannabis con fines no terapéuticos infringe lo establecido por los mismos. Así, países como Uruguay estarían violando estos convenios.
Al tratarse de un informe sobre la fiscalización de estupefacientes legales e ilegales, la JIFE también manifestó su preocupación por la forma como se están usando algunas sustancias calmantes del dolor alrededor del mundo. En primer lugar, señaló los peligros de la prescripción excesiva de medicamentos contra el insomnio a personas de edad y el abuso de algunos medicamentos calmantes en Estados Unidos.
Estos tópicos, y otros señalados en el informe, serán discutidos en el período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de la ONU, convocado en la sede de la Naciones Unidas en Nueva York, entre el 19 y el 21 de abril próximos.
Fuente - El Espectador
Autor - María Paula Rubiano
02/03/2016