19 de November del 2013
El cigarrillo electrónico surge como alternativa para reemplazar el tabaco convencional y eliminar la inhalación de sus sustancias nocivas. Los fumadores vitorianos tienen más cerca este producto desde hace algunas semanas tras la apertura de establecimientos especializados. ¿Cómo funciona? «Nuestro dispositivo tiene un interruptor que activa la batería de litio recargable en el momento de la aspiración. La batería alimenta un vaporizador (atomizador), además de un cartucho que tiene el líquido. La solución del cartucho se transforma en vapor de agua que reproduce el humo de la combustión tradicional», describe Alejandra Antoniano, de la tienda de la franquicia Smoke Quality en la calle San Prudencio.
«El vapor es inodoro y no contiene alquitrán, monóxido de carbono ni otras sustancias tóxicas», indica. Dentro de las posibilidades que ofrece el "e-cigarrillo", «hay diferentes sabores y aromas adecuados a las necesidades, así como la dosis de nicotina deseada con un límite». Nimbos con matices de avellana, chocolate, regaliz, café, menta, cereza, fruta de la pasión, ron o brandy son algunas de las opciones que permite esta innovación.
Los clientes pueden optar por otra serie de "recargas" con gusto similar «a las marcas más conocidas de tabaco», además de la versión sin nicotina. Es «una manera diferente» de llevar a cabo este adictivo hábito del que muchos fumadores intentan desengancharse por medio de este avance tecnológico.
En el mostrador de este comercio descansa una abrumadora variedad de modelos de distintas funciones y gamas. Desde el que «sólo se puede colocar en posición vertical» hasta el modelo «para salir», con pitillera incluida y que puede posarse horizontalmente. A las seis horas aproximadas de vida de la batería hay que sumar los líquidos, «que duran en torno a una semana y cuestan 6 euros». Por su parte, los distintos dispositivos a la venta se sitúan entre los «30 y los 100 euros».
El denominado cigarro 2.0 funciona «como las cachimbas», señalan en otro establecimiento de similares características abierto en la misma calle. Su catálogo incluye cuatro modelos de pitillos, más de setenta aromas entre tres graduaciones distintas, además de un sinfín de accesorios (collares, estuches...) que sirven para personalizar y colgarse al cuello este "sigarette elettroniche", de la firma italiana Duenote. «Ofrece libertad porque puede utilizarse en espacios públicos».
Pero no todo es tan inocuo como el vapor de agua en lo que concierne al cigarrillo electrónico. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica ha alertado sobre sus «desconocidas consecuencias», mientras el consejero vasco de Salud, Jon Darpon, ha «desaconsejado» su utilización ya que «no tienen ningún efecto beneficioso para la salud». Por su parte, estudios científicos sostienen que el propilenglicol, compuesto que produce calor sin necesidad de quemar, puede producir una irritación de la garganta o de las vías respiratorias.
A fin de poner coto a ese vacío legal, la Unión Europea ha aprobado una directiva que obliga a los fabricantes a informar a las autoridades si se consideran o no un producto medicinal. Asimismo, los cigarrillos electrónicos que no aleguen poseer propiedades médicas no podrían exceder los 30mg/l de nicotina. Fabricantes e importadores tendrán que proporcionar una lista de todos los ingredientes que contienen.
Ante esta oleada de críticas, los comerciantes argumentan que subsisten los fines recaudatorios de los gobiernos. «No quieren que hagamos la competencia a la industria tabaquera, que ingresa grandes cantidades vía impuestos. Si tan malo es el tabaco, ¿por qué no lo prohíben?», cuestionan.